je je je Buenos días

(de buen rollo, que casi no he dormido...)
Los Lakers conquistan San Antonio y acarician la gran finalTras su varapalo del tercer partido, los Lakers reaccionaron a lo grande en el cuarto. Los de Phil Jackson lograron vencer en San Antonio y se colocan con 3-1 en la final del Oeste, a un sólo triunfo de acceder a la lucha final por el anillo. Este puede llegar en el quinto partido que se disputará, como un hipotético séptimo, en su pista del Staples Center.
Juanma Rubio | 28/05/2008
Los Lakers sacaron el orgullo en el infierno del AT&T Center de San Antonio para sumar un triunfo (91-93) que vale medio título del Oeste y medio billete para la gran final, la batalla definitiva por el anillo. Con 3-1, queda una victoria y tres oportunidades, dos de ellas en el Staples. Y queda, sobre todo, que a los angelinos no les tiemble el pulso porque enfrente, aunque contra las cuerdas, sigue estando el campeón, que quemará sus naves a la desesperada a partir del próximo jueves, en el quinto y quizá definitivo partido de la serie.
Para ganar, los Lakers tuvieron que reencontrarse a sí mismos después del fiasco del tercer partido. Rearmarse y volver a creer para transformar las caras de abatimiento en miradas desafiantes. Y lo lograron igualando en competitividad al defensor del título. Un golpe real de autoridad después de las críticas recibidas por un tercer partido tras el que sobrevoló la sombra de la remontada de la bestia tejana.
Cuando muchos daban por hecho que San Antonio sellaría en su (hasta ahora) imbatible pista el 2-2 y que todo comenzaría de nuevo en una mini serie de tres partidos, los Lakers ofrecieron una demostración primero de baloncesto y después de determinación, jugando con hambre y espíritu. Sólo así se consigue mandar siempre en el marcador en un partido tan trascendente en la guarida de los Spurs. Y, sobre todo, sólo así se consigue resistir uno por uno, con un sufrimiento por momentos demencial, todos los asaltos de un rival que se pasó tres cuartos y medio enfrascado en una caza que nunca consumó. Haciendo la goma, con desventajas casi siempre entre los 2 y los diez puntos, incluso con algunos empates, pero nunca con marcador favorable. Siempre a las puertas.
Los Lakers resistieron a cada momento de máxima presión en el marcador y de extrema exigencia en la pista. Antes del descanso, se pasó del 43-43 al 47-53. Cuando el tercer cuarto tocaba a su fin, un 70-71 se convirtió en un 70-77 tras un canastón de Kobe Bryant y un espectacular 3+1 de Vujacic. El último cuarto trajo el zafarrancho definitivo orquestado por Popovich: 77-79, 79-81... Sólo Kobe daba réplica en unos Lakers asfixiados por la defensa rival y superados por sus propias urgencias, pero que supieron en esos momentos entrar en la batalla defensiva para evitar que los Spurs anotaran con facilidad cuando ellos lo hacían sudando sangre. Hasta que Lamar Odom, que burló a las faltas personales después de pasar todo el partido con problemas (terminó con 5) , y de nuevo Bryant -siempre Bryant- colocaron un 0-7 que parecía decisivo (79-88).
Pero San Antonio se había reservado un último coletazo furioso. Aprovechó algunos malos ataques de Bryant y Fisher y el fallo en dos tiros libres de Gasol para colocarse a dos puntos, 91-93, con medio minuto por jugar. El marcador no se movió porque fallaron los Lakers y porque, con dos segundos en la última posesión, Barry falló el triple decisivo, muy forzado por un Fisher que quizá cometió falta, del mismo modo que la canasta anterior de Parker había llegado tras un tapón aparentemente legal de Odom y que el rasero arbitral había sido casero, sobre todo en el primer tiempo, en el reparto de faltas.
Arranque pletórico y final heroico de los Lakers
Para recuperar las sensaciones y la fe, los Lakers se permitieron un arranque de partido con siete minutos casi perfectos en el que lograron un parcial de 8-22 a base de la intensidad defensiva que no existió en el tercer partido y de la recuperación de sus mejores valores ofensivos, con circulación de balón y aportación de todo el quinteto, sin sobrecargar a un Kobe que anotó sus cuatro primeros lanzamientos. Tras este inesperado oasis, comenzó la remontada de los Spurs (23-28 al final del primer cuarto) para precipitar la batalla que siguió durante tres 36 minutos y que fue puro espectáculo de playoffs, con dos grandes equipos jugando al límite y provocando una auténtica tormenta de intensidad en la que los Lakers aprendieron, a la fuerza ahorcan, a jugar en medio de la lucha física y mental que propone siempre San Antonio, y respondieron, a base de buenas acciones o simplemente de apretar los dientes, a cada uno de los arrebatos de su rival, por una vez incapaz en una pista que fue terreno inviolable para Suns y Hornets. Y eso dice mucho de la capacidad de estos Lakers.
El partido, en cuanto a números, tuvo muchas claves. Los Lakers cargaron el rebote ofensivo y corrigieron uno de sus defectos de partidos anteriores. De hecho, ganaron la batalla de los rechaces (46 a 37, 13 a 8 en cuanto a los ofensivos, que era un 11 a 2 al descanso). Esas segundas oportunidades les dieron aire en momentos clave, como lo hizo el liderazgo de Kobe Bryant, que anotó 28 puntos y capturó 10 rebotes. Kobe, aunque se quedó por debajo del 50% en tiros (14/29) apareció en momentos importantes y el triunfo final restó importancia a un par de malas decisiones en los últimos instantes. Pero, por ejemplo, sacó a su equipo de la sequía y del terror en el último cuarto y, en el tercero, se metió de lleno en una impresionante lucha con un Duncan decidido a dar la vuelta al marcador. En ese parcial Kobe logró 10 puntos y Duncan 11 y 4 rebotes para un total de 29+17. Los Spurs vivieron en sus peores momentos de sus constantes visitas a la línea de tiros libres (24/26, 17/17 al descanso), y contaron con un Parker entonado (23 puntos y 9 asistencias) y con un Barry que se convirtió sorprendentemente en el tercer eslabón del big-three (23 puntos, 5/12 en triples). Pero esta vez no estuvo Manu Ginobili. Acosado por los problemas físicos, el argentino no fue esta vez el factor determinante que sí había sido 48 horas antes y se quedó en 7 puntos y 6 asistencias con una serie de tiro de 2/8. Renqueante, seleccionó mal en ataque y estrenó su casillero casi al final del tercer cuarto, con dos tiros libres. Aunque anotó un triple en la recta final, necesitó casi 42 minutos para lograr su otra (y primera) canasta en juego.
Mientras, los Lakers fueron supervivientes en el día más comprometido, incluso cuando los Spurs pusieron las máquinas a máximo rendimiento y cerraron el rebote bajo su aro. Odom arrancó otra vez desacertado en ataque, pero esta vez, y pese a las personales, supo ser importante a base de contagiosa intensidad y de buena actitud. Así llegó a 9 rebotes y así tuvo el premio de sus importantes puntos finales (para un total de 16). Fisher dejó canastas importantes (9 puntos) y Walton fue un gladiador en el segundo cuarto, en el que sumó sus 9 puntos y 4 de sus 5 rebotes, mientras que Radmanovic logró 11 puntos y 6 rebotes en su tónica habitual: mucha aportación de salida y sólo algún destello después.
Pau Gasol alcanzó el doble-doble (10 puntos, 10 rebotes) y sumó 6 asistencias y 2 tapones. Sin brillantez, sí firmó un buen partido tras su descalabro en el tercer choque. De entrada se mostró dominante en el rebote y más duro en defensa ante un Duncan cuyo impacto minimizaron los Lakers, en la medida de lo posible, en el primer tiempo y en el decisivo último cuarto. El español concentró su aportación anotadora en el primer cuarto y, por suerte, no tuvo que lamentar sus fallos desde la línea de tiros libres en el peor momento. Además, aportó en situaciones fundamentales intimidación, un par de buenas asistencias a Odom y un rebote ofensivo importante en medio del penúltimo intento de los Spurs.
Ahora la serie vuelve al Staples Center para la disputa, el próximo jueves, del quinto partido. Se espera que el suelo tiemble ante la acometida final del orgullo herido de los Spurs. Pero, si se aferran a su cancha, todavía invicta en playoffs, los Lakers habrán logrado el objetivo y estarán a cuatro victorias del anillo. Por ahora, están todavía a cinco. O sería mejor decir que están tan sólo a cinco...