Buenos días Jorge
Los Lakers hacen desaparecer al campeónNo hubo historia en el segundo partido de la final de la Conferencia Oeste. Si en el primero los Lakers ganaron sufriendo y con una remontada descomunal, esta vez pasaron por encima del defensor del título en un partido al que le sobró prácticamente todo el último cuarto; minutos de la basura ante la exhibición de los de Phil Jackson y el ejercicio de impotencia de los de Popovich, absolutamente desconocidos y obligados, con el 2-0 y como ante New Orleans, a no fallar en su pista.
Juanma Rubio | 24/05/2008
Phil Jackson y Greg Popovich son dos ganadores natos. Dos perfiles totalmente distintos cuyas particularidades definen perfectamente a sus respectivos equipos. Del zen a la disciplina militar. Popovich, duro como el granito, asumió sin apenas pestañear que la derrota en el primer partido de la final del Oeste había sido un golpe muy doloroso. No es normal que el campeón pierda 20 puntos de ventaja en un cuarto y medio y, con ellos, una oportunidad para dar un golpe de mano a la eliminatoria de proporciones descomunales. Pero es casi menos normal, e imagino que por ello igualmente doloroso para los orgullosos tejanos, pasar como un alma en pena por el Staples Center y apenas discutir el 2-0 de los Lakers. Quedarse en 71 puntos y conceder más de 100 a un rival que olvidó el sufrimiento de 48 horas antes y se permitió un capricho, un gustazo, nada menos que un 101-71 que mantiene el Staples invicto en playoffs (7-0).
Por eso no convenía caer en el pesimismo tras el primer partido pese a que los Spurs tuvieron momentos en los que casi sonrojaron a los Lakers. Porque al final perdieron, y porque en playoffs cuenta ganar, y más en los días en los que parece que está escrito en el destino que vas a perder. Los Lakers salvaron el primer partido y propiciaron la catarata emocional que les permitió abrumar a unos deprimidos Spurs que se rindieron con inaudita facilidad en una franquicia que lleva la batalla escrita en su código genético.
Del mismo modo, no se pueden lanzar las campanas al vuelo ahora. Los Spurs que recibirán a los Lakers en el AT&T Center serán muy distintos. Tienen que serlo. Pero la eliminatoria marcha 2-0 y ahora mismo todos los ases están en la manga de Phil Jackson, tahúr zen que adivinó, cuando otros lo despreciaban, que el factor cancha sería decisivo en estos playoffs. Los Lakers tienen, para ponerse sobre aviso, el ejemplo de los Hornets, abatidos por unos Spurs rabiosos que tampoco habían dado la cara en los dos primeros partidos a domicilio.
Un partido completamente distinto gobernado por Kobe Bryant48 horas después y en el mismo escenario, los actores ofrecieron una representación totalmente distinta. Los mismos actores, con el único cambio de Finley por un Ginobili que no está y que seguramente juega más mermado en el apartado físico de lo que reconoce. Es la única forma de entender que el argentino firme dos partidos seguidos tan malos. En este, apenas 7 puntos, 0-4 en triples y una absoluta incapacidad para encontrar soluciones ofensivas ante defensores como Vujacic, nada parecido a un perro de presa.
Pero las mayores diferencias las pusieron los angelinos, mucho más cercanos a ellos mismos esta vez. Los datos son claros: fueron por delante siempre, desde el 2-0 inicial. Fisher y Odom se tomaron la revancha de su gris partido anterior. El base empezó como un tiro y terminó con 11 puntos, y Odom volvió a ser el gran Odom, imparable en el despegue definitivo de su equipo en el tercer cuarto hasta sus redondos 20 puntos, 12 rebotes y 4 tapones. Otra diferencia esencial: Kobe Bryant pasó de los 2 puntos en medio partido del miércoles a 13 esta vez. Él dictó la sentencia de los Spurs, con 22 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias y buena selección de tiro (10/17). Anotó por encima de Bowen y Udoka, desnudos esta vez ante su talento, y vio cualquier vía de agua en cuanto la defensa rival lanzaba varias unidades sobre él. De su visión de juego nacieron muchos puntos fáciles, algunos de Gasol, que esta vez pasó con menos peso del habitual por el partido. Se esforzó en el trabajo sucio y, tras un mal primer cuarto, se fue entonando hasta los 10 puntos y 7 rebotes y pudo, además, descansar en el último cuarto, al que le sobraron más de 9 minutos.
Los Spurs, sin respuesta ni energíaPorque con 9 minutos por jugar, Popovich sentó a sus figuras y empezó a pensar en soluciones para el futuro inminente intentando mirar lo menos posible al marcador del Staples. Los Lakers habían cerrado el tercer cuarto con un concluyente 74-57, y abrieron el último con puntos de Odom y un recuperado Farmar (14 puntos) para evitar cualquier posible peligro (81-60). Antes, habían roto el duelo en el tercer cuarto, a cuyo ecuador llegaron con 18 puntos de ventaja. Los Spurs recortaron hasta 12, pero esta vez no se repitió la historia del primer partido (a la inversa) porque los Lakers mantuvieron el control y los Spurs no tuvieron ni acierto ni energía para creer en la remontada. Cuatro puntos de Gasol ayudaron a superar el pequeño atasco que vivió su equipo antes de encarrilar definitivamente la victoria.
Como era día de buenas noticias, Vujacic se volvió a mostrar letal en una segunda unidad que mostró una actitud encomible y a la que se unió, por fin, Trevor Ariza. Más músculo para reforzar la rotación de Phil Jackson en un momento más que oportuno. Para su exhibición, los Lakers no necesitaron ni siquiera cargar el rebote ofensivo (3 en el partido, ninguno en el primer tiempo), entre otras cosas porque firmaron un excelernte 54'9% en tiros de campo. Muy superior al 34'5% de los Spurs, que fallaron 17 triples (6/23) y que incluso se quedaron en 5/10 en tiros libres, aspecto en el que destacó el 0/4 de un Duncan que fue como su equipo de más a menos, o de más a nada, y que reboteó (16) pero se quedó en 12 puntos y un mal 6/14.
Parker no se encontró en ninguno momento en el partido, tanto que se puede apuntar la defensa de los Lakers, que cerró, a base de buenas ayudas, los espacios por los que suele abrir grietas el base francés, limitado a 13 puntos y 4 asistencias. En total, 32 puntos entre Duncan, Parker y Ginobili. Evidentemente, muy poco para un equipo en el que, además, Thomas está desapareciendo progresivamente de la rotación y Barry o Horry (0/5) demostraron otra vez que quedan lejos los tiempos en los que eran complemento letal del big-three tejano.
El partido, en suma, pareció comenzar donde acabó el primero, con los Spurs desapareciendo y los Lakers agigantándose, y se rompió definitivamente en el tramo final del segundo cuarto, cuando los visitantes lograron empatar (37-37) para encajar a continuación y hasta el descanso un 9-0 del que ya no se recuperaron ante un rival que les superó en intensidad y determinación, pero también en casi todos los conceptos del juego. Ahora la serie viaja, con todas sus circunstancias, a San Antonio, donde se espera el renacer de los Spurs al calor de las abrasadoras gradas del AT&T Center. Más le vale al campeón, porque todo lo que no sea ganar los dos próximos partidos le dejará a un paso de la eliminación. Ahí está la gran oportunidad de los Lakers, que deberán estar preparados para aprovechar la más mínima oportunidad, o prepararse, si se llega al 2-2, para la gran guerra de nervios.