TESTIMONIO DE UNO DE LOS AGENTES DE CEUTA
'Del lado español sólo usamos pelotas de goma, pero escuchamos disparos al otro lado de la valla'
MARÍA JOSÉ LLERENA
Las ONG rechazan la decisión de enviar al Ejército
MADRID.- La noche del miércoles fue larga en Ceuta. Larga y trágica. Medio millar de personas trataron de saltar la valla que separa la ciudad autónoma de Marruecos. Cinco perdieron la vida en el intento. elmundo.es ha recogido el testimonio de uno de los agentes que hicieron frente a la avalancha: "Del lado español sólo se utilizaron medios antidisturbios, pero escuchamos disparos en la lejanía". "Estaba claro. Después de lo que pasó en Melilla, esto se veía venir. No entiendo cómo no se tomaron medidas".
Lleva cuatro años participando en las labores de vigilancia de este límite fronterizo, pero las crudas historias de inmigrantes que ha vivido Manuel en primera persona no le han curado de espanto. "Siempre impresiona ver personas desesperadas arriesgándolo todo por dejar atrás el hambre, pero lo de esta noche ha sido impresionante. Había heridos y sangre por todas partes. Estábamos desbordados", dice.
Manuel no es su verdadero nombre, porque quien responde al otro lado del teléfono desde Ceuta está dispuesto a darnos su valioso testimonio, pero no su identidad.
La noche empezó con un "¡salto masivo, salto masivo!" en las radios de los agentes que vigilaban la valla. Esta vez no se trataba de 40 o 50 inmigrantes, como en otras ocasiones. El medio millar desbordó a los medios desplazados en la zona y fue necesario llamar a los agentes que vigilaban otras zonas del perímetro fronterizo y la costa, así como fuerzas de la policía Local y Nacional. También el Ejército participó en el traslado de los heridos y hasta un equipo de bomberos tuvo que personarse en el lugar.
En los primeros momentos, en los que "la máxima prioridad era hacer frente a la avalancha", reinó la sorpresa y la confusión. Los inmigrantes saltaron la primera valla trepando por las escaleras que ellos mismos habían fabricado, "muchos cayeron al suelo entre las dos alambradas. Se lesionaron tobillos y muñecas, y sufrieron los pisotones de sus propios compañeros", explica Manuel. "Había heridos y sangre por todas partes".
"El cuerpo de uno de los inmigrantes que intentaba saltar quedó enganchado al alambre de espino de la valla. Tuvieron que venir los bomberos a descolgarlo".
"Hubo que decir a los marroquíes que dejaran de disparar"
De los cinco muertos, dos aparecieron en zona española. Algunas fuentes apuntan a que los disparos procedían del otro lado de la frontera. La agencia oficial de noticias marroquí, sin embargo, informó de que el fuego se produjo ya en zona española.
"Del lado español sólo se utilizaron medios antidisturbios, como pelotas de goma, pero escuchamos disparos en la lejanía -del otro lado de la valla-. De hecho, algunos de los agentes españoles allí desplegados tuvieron que echarse a tierra y decir a las fuerzas marroquíes que dejaran de disparar".
Ante la pregunta de si cree que Marruecos pone los medios suficientes para evitar estas avalanchas, Manuel, habituado a los controles en la valla, no duda: "Mira, los soldados marroquíes están ahí, pero 'pasan'. Ellos ponen la mano, cobran y no se complican", dice. "Y la valla no es sólo este drama humano, tiene muchos más problemas, como el paso de mercancías".
En Ceuta quienes se encargan de hacer frente a las oleadas de inmigración ilegal no entienden por qué después de lo sucedido en Melilla horas antes no se pusieron los medios para evitar que sucediera lo mismo allí. "Estaba claro. Después de lo que pasó en Melilla, esto se veía venir".
Manuel volvió a casa a las seis de la mañana. Confía en no recibir una llamada que lo devuelva a una pesadilla como la del miércoles, pero está convencido de que volverán a intentarlo. "Ya saben que saltando de 500 en 500 funciona. Es peligroso, pero muchos pasan. Puede ser esta noche, puede ser mañana... Pero volverán porque los trae el hambre y porque ellos mismos te cuentan que vienen de países en guerra, que han sufrido mucho para llegar hasta aquí y que prefieren morir intentando ser libres que en sus países, donde no tienen alternativas".
http://www.elmundo.es/elmundo/2005/09/29/sociedad/1128011947.html
