Roland Garros - Abierto de Tenis de Francia

FINAL DE ROLAND GARROS

Nadal ya es leyenda

El jugador balear aplasta a Federer (6-1, 6-3, 6-0) en menos de dos horas de final
Suma su cuarto Roland Garros consecutivo, hazaña sólo lograda por Bjorn Borg

Domingo 08/06/2008
AGENCIAS

MADRID.- Fue en cuartos de final. Una derecha a la línea de Rafael Nadal botó un metro por encima de la cabeza de Nicolás Almagro. "Va a ganar Roland Garros 45 años seguidos. Va a cumplir 65 años y va a seguir ganando Roland Garros", exclamó, harto de correr sin fruto, el irascible murciano. La hipérbole define perfectamente la superioridad del jugador balear en la edición 2008 de Roland Garros, elevado a la categoría de mito tras sumar su cuarta victoria consecutiva en París, tantas como Bjorn Borg. Federer fue, más que nunca, mera comparsa en una nueva actuación magistral del balear en el partido decisivo. Una final resuelta, como todo el torneo, por la vía rápida (6-1, 6-3 y 6-0).

Apenas 14 horas y 38 minutos necesitó el número dos del mundo para igualar el récord del dios 'vikingo', una hora y 48 minutos en la final, una de las más rápidas de la historia. 41 juegos cedidos en siete partidos, ningún set camino del título a pesar de cruzarse con sus dos mayores enemigos, Djokovic y Federer. Así, imparable, progresa el tenis de Rafael Nadal y así se aleja, año tras año, el último gran reto de Roger Federer, un genio deprimido, incapaz de comprender el pánico que le asalta cada vez que se mide a su Némesis particular sobre la arcilla de París.

Federer, 12 Grand Slam a sus espaldas, sabe que mientras no alce la Copa de los Mosqueteros pocos le considerarán el mejor tenista de la historia, por muchos títulos que coleccione en Wimbledon o Nueva York. Pero los números demuestran que cada año llega con más dudas a la final, y que en cada confrontación encuentra en Nadal un obstáculo mucho más complejo de superar. Y no sólo por el juego sin fisuras de su imponente rival, sino por el pánico que le atenaza cuando se mide al hombre que ya le ha ganado en 11 de los 17 cruces previos.

¿Cómo explicar si no sus 35 errores no forzados en la final? ¿Cuándo se ha visto al helvético, consumado sacador, no sumar un solo punto con su segundo servicio hasta bien entrado el segundo parcial? ¿Qué le lleva a tomar decisiones de júnior, como algunas dejadas sin sentido, reveses cortados con toda la pista para atacar o subidas a la red tras un débil segundo servicio? El pánico, la ausencia total de una táctica efectiva con la que dominar a Nadal.

Esa confusión mental, ese cortocircuito en su tenis genial, nunca quedó tan evidenciada como en esta ocasión. Duró todo el primer parcial y, sobre todo, el tercero de principio a fin. Una tímida reacción tras remontar un 'break' en contra al comienzo del segundo set imprimieron algo de ritmo a una final sin pulso. Y a una grada desilusionada. Pero Federer, incapaz de mantener el nivel durante media hora, volvió a ceder su saque en el octavo juego tras desaprovechar una oportunidad de escaparse en el marcador. Ahí se acabó la final. Nadal sentenció el duelo al firmar el 6-3 de la segunda manga. No andaba el jugador de Basilea para remontar dos sets a un tenista que nunca se ha dejado neutralizar semejante ventaja en una pista de tierra.

Federer dejó hacer al campeón, permitió que por primera vez le endosara un 6-0 en la cuenta de duelos particulares y esperó, resignado, a que Nadal completara la fiesta que le corona como el más grande la historia en la superficie lenta.

Así piensa, por ejemplo, Pat Cash, antiguo campeón de Wimbledon. "Lo tiene todo: fuerza, velocidad y la habilidad para lograr golpes ganadores desde la defensa más profunda. Y todo con una potencia y un control asombrosos". Y añade: "Él ha sabido aprovechar mejor que nadie las ventajas tecnológicas de estos tiempos".

De la misma opinión es Christian Bimes, presidente de la Federación Francesa de Tenis. Define así a Nadal en una conversación con Patrice Dominguez, su director deportivo: "Nadal es el campeón de los tiempos modernos. Su tenis es extraordinariamente pujante. Sobre tierra batida, ejecuta golpes jamás vistos, con trayectorias y efectos hasta ahora desconocidos, y todo con una seguridad incomparable. La 'nadalmanía' es una realidad. Después de Borg, él es el jugador que mejor ha vendido la imagen de este torneo".

Nadal, celebrando su victoria. (AP)