Camilo.... pobre Camilo.
Aquello fue el final de una sesión de sexo desmedido...
Caimos todos rendidos en los brazos de Morfeo.
Estuve toda la noche abrazado a Mari Pili, con mi cabeza en su pecho, pecho que todo sea dicho de paso me pareció igual que siempre, suave, terso, manejable.
Cuando me desperté por la mañana Borja no estaba. Me fui a la cocina, para preparar un desayuno, y vi una nota que decía así:
"Querida Julia, sigo mi camino. No quiero hacerte mas daño."
Preparando unas tostadas, apareció Mari Pili, con una toalla sujeta de su pecho.
- Buenos días...- me dijo, y acerco sus labios a mi boca.
- Buenos días, ¿Como estas?
- Bien. ¿Tostadas con mermelada y mantequilla?
- No hay mantequilla -comente riendo.
- Tengo nauseas - me dijo.
- Sera el niño - dije con pesar...
- No estoy embarazada...
- ¿?
- Solo lo hice por acercarme a ti. Sabia que haciéndome un poco victima, seria mas fácil acercarme a ti.
- ¿Te parece bien? - acerté a decir.
- No sabia como actuar. Con Jorge estuvo bien pero no era lo mismo. Era un gran hechicero. Al principio, me deslumbro. Esas mansiones, esos coches, ese derroche de dinero, pero faltaba algo. Lo siento. Siempre he estado enamorada de ti, y después de lo de anoche aun mas.
Me quede con el café en la mano.
- Y lo que vendrá mas adelante, todavía mas. - añadió ella.
Y dicho esto, cogió su dedo, lo metió en el bote de mermelada, y unto su pezón.
Julia, entro en ese momento. Su cara era un poema. Los restos de semen habían dejado su pelo hecho un desastre. Estaba graciosa.
- ¿Quieres una tostada con mermelada?-le pregunte. Y señalando el pezón erecto de Mari Pili, añadí:
- Pero esta me la como yo.
Y con mi lengua me puse a recorrer ese pezón exquisito, sabroso, grande como una fresa, que apuntando al cielo, era para mi.
Por el rabillo del ojo atine a ver a Camilo, como entraba de nuevo en la cocina.
Y solo es sábado, pensé...
Karma para el tio Vincent, y para Camilin.