Golf - Masters Tournament - Augusta National

WOODS AFRONTA SU DÉCIMO MASTERS DE AUGUSTA

La revolución del 'tigre' cumple 10 años

* Su triunfo en la capital mundial del golf en 1997 cambió para siempre el juego profesional
* Ha roto barreras racistas y ha popularizado un deporte conservador y tradicional

Lunes 02/04/2007
EFE

MADRID.- El Estado de Georgia, además de acoger el torneo de golf más prestigioso del mundo, siempre ha destacado, como la mayoría sus vecinos en el sur de EEUU, por su racismo sin freno. Aunque no forma parte de los territorios fronterizos, allí se puede encontrar últimamente un folleto anónimo distribuido por todo el país. En él, dueños de ranchos no identificados invitan a pasar unas vacaciones cazando indocumentados mexicanos.

Un estudio de la ONU asegura que hoy en Georgia existen cuatro veces más probabilidades de recibir una pena de muerte por matar a un blanco que por asesinar a un negro. Amnistía Internacional denuncia que en un informe con fecha del 31 de enero de 1996, de los 103 reos de muerte que había en Georgia 44 eran negros. Allí es común "la eliminación de los posibles jurados negros durante la selección del jurado y la posibilidad mucho mayor de que se pida la pena de muerte para los homicidios con víctima blanca y contra los acusados negros". "En Georgia", añade, "no se ha ejecutado a ninguna persona blanca por el asesinato de una víctima negra".

Un año después de que Amnistía Internacional emitiera esta conclusión, Tiger Woods, un negro hijo de un afroamericano con ascendencia china y amerindia y de una tailandesa de origen holandés, arrasó con 21 años a todos los blancos en el Augusta National. Allí comenzó su leyenda, la revolución.

Su triunfo aplastante en su primera participación profesional en un 'major' no pilló a nadie por sorpresa. Nike, la firma que lo acompaña desde sus comienzos, amenazó entonces con su desembarco en las grandes citas de la PGA: "Tiger está preparado. Está el mundo preparado para Tiger?, rezaba el lema de la campaña. "Este chico ganará más chaquetas que nosotros dos juntos", aseguró un año antes Jack Nicklaus junto a Arnold Palmer tras completar una vuelta con el entonces nervioso y afilado 'amateur', según cita la revista 'Golf'.

Para cumplir la profecía de Nicklaus, Woods debe sumar seis chaquetas verdes más tras las cuatro ya conquistadas. Pero ninguno de sus éxitos fue tan contundente como la de 1997. El californiano se impuso con un margen de 12 golpes tras robarle 18 al mítico recorrido. Demasiado para la organización del torneo, que dos años después introdujo las primeras medidas contra Tiger.

El golf del siglo XXI

Woods anticipó el golf del siglo XXI. Sus métodos de entrenamiento, el cuidado casi obsesivo de su dieta, su dedicación total al estudio del juego y su capacidad de concentración en los momentos decisivos contrastan con la imagen clásica del golfista gordo y puro en la boca. Quienes quisieran competir con él, deberían imitar su sacrificada preparación. Chema Olazábal, que desde hace unas temporadas se machaca en el 'press de banca' del gimnasio para aumentar su pegada, es un buen ejemplo de las condiciones impuestas por el nortemericano.

La 'era Woods', coincidente en el tiempo con la gran revolución tecnológica -bolas planeadoras, materiales ultraligeros...-, hirió el orgullo de Augusta más que en su día lo hicieran Palmer o Seve. La primera decisión del club fue introducir un 'rough' en 1999. Hasta entonces las calles no estaban delimitadas. Pero las variaciones más importantes se han ido produciendo años después con el rediseño y alargamiento de los hoyos. Retrasar el 'tee' de salida ha sido una constante en las últimas ediciones.

Hay quienes piensan que con la irrupción de Woods, el juego corto ha quedado en un segundo plano. Se ha perdido la magia alrededor del 'green' y sólo importa la longitud y precisión de la salida y un buen pulso cerca de la bandera. Quizá él haya provocado esa tendencia, pero su juego corto es de los mejores del mundo, si no el mejor.
Lee Elder, su inspiración

Diez años después de su primer triunfo en el Masters, Tiger sigue dominando con puño de hierro. Sólo Vijay Singh, otro campeón de color en Augusta (2000), y el zurdo Phil Mickelson, defensor del título, han desafiado en alguna ocasión su hegemonía en el ránking mundial.

Tiger suma ya 12 'grandes', a sólo seis del récord de Nicklaus. Y casi todo se lo debe, según sus propias palabras en 1997, a Lee Elder, el primer jugador negro al que Augusta se vio obligado a invitar en 1974 tras su victoria en un torneo: "Gracias. Sin gente como Lee Elder yo no habría tenido la oportunidad de jugar al golf. Hoy no estaría aquí".

La mirada de Tiger, siempre fija en la bandera. (AP)