La oficina
Recobra el placer de trabajar…
¿Estás rodeada de colegas encantadores? El trabajo es un lugar de encuentro y acercamiento. A veces, el ligoteo sutil puede desembocar en oportunidades… Y es que qué buena sensación la de poder conferirle al mundo laboral un poco de erotismo. Intercambio de miradas, correos electrónicos, post-it… ¡Pero cuidado de no mezclar demasiado las relaciones profesionales con las personales!
Traduzco... Si eres una tía y quieres calentar a tus compañero de trabajo, luego no te quejes de que ellos digan o actúen de una forma sexual más o menos explícita. Es decir, que si eres una calientapollas, acepta que te van a soltar alguna indiscrección, así que no vengas luego con "acoso" etc...
Otra cosa... Si una tía liga con todo el personal del curro parece que es algo cojonudo... ¿qué pasa si eres tío? Pues que seguro que eres un cerdo y un cabrón...
Mal empezamos, mal empezamos...
El coche. Escalera al cielo
Además de ser un medio de transporte, el coche puede convertirse en un lugar donde concretar muchas fantasías eróticas. La omnipresencia del sexo en las publicidades de automóviles así lo demuestra. Para alegrarte el trayecto cotidiano, atrévete a vivir alguna que otra experiencia motorizada. Para tu seguridad, aparca el coche para evitar que termine en la cuneta o que los radares saquen fotos comprometedoras… El coche podrá llevarte al borde del mar, al campo o a un parking desértico.
¿Y no hay alguna alternativa que no implique joderse los riñones? ¡Que uno ya va teniendo una edad y no está ya para cierto trotes! Además... si tienes que aparcar el coche, ya te acusarán de "tenerlo planeado" y se le quitarán las ganas. Y si no aparcas te puedes pegar un hostión de campeonato...
Que no, que no me convence...
Al aire libre
Lejos de la jungla de asfalto, muchas fantasías suelen tener un lado bucólico. Esto es cierto para muchos hombres, que en diferentes sondeos han admitido fantasear con hacer el amor al aire libre. Pero las mujeres, ¿se animarían? ¿Podrías soportar el cosquilleo de la arena de la playa o los pinchazos del heno de un granero? Por supuesto, ¡qué mejor que un fin de semana en el campo para que los retozos recobren el verdor de antaño!
Desnudos bajo las estrellas, en plena comunión con las fuerzas más elementales, ¡di que sí al amor carnal cien por cien bío!
¡Claro! ¡El summum de los summumes! Clavarse rocas por todo el cuerpo, que te piquen infinidad de insectos, arañarte con véte a saber tú que planta, que te llueva cuando estás en plena tarea, no hablemos ya de los animalejos que pueden acercarse a saber tú a qué...
En fin, ¿que no sería mejor proyectar el cielo ese en el techo de encima de la cama?
Los baños del avión. ¿El mejor lugar para “volar”?
Los baños de los aviones forman parte de las fantasías eróticas de muchas personas. Y es que, ¿qué mejor lugar para llegar al séptimo cielo? Pero las cosas como son: estos sitios se caracterizan por su estrechez y su falta de intimidad. De modo que los amantes deberán ejercer sus habilidades contorsionistas y, una vez fuera, poner la mejor cara de póker ante las miradas envidiosas o indignadas de una buena parte de los pasajeros. Para mayor comodidad, se recomienda a los amantes usar los baños del tren, ¡algo más espaciosos y discretos!
Mmmm... yo no sé el/la que ha escrito esto, pero no ha visto los aseos de un avión ni de coña. Si casi no cabe una persona, ¡como para caber dos! además... claro, como tienen un olor tan agradable y que pone tanto...
No sé, a lo mejor los baños de 1ª clase son cojonudos, espaciosos y huelen a lilas, pero mientras me tenga que sacar mis billetes en "turista con restricciones", va a ser que no...
El tren
Los viajes en tren no tienen por qué ser siempre monótonos. Instalada en tu compartimento, te encuentras en compañía de un pasajero encantador. Sin que nadie más se dé cuenta, vuestras miradas se hacen cada más intensas e insistentes. Aunque las palabras no lleguen a romper el silencio del vagón, una verdadera complicidad se establece entre vosotros. Un guiño de ojos te invita a que le sigas. Buscáis un vagón desértico o algún rincón en el que la complicidad pueda convertirse en intimidad… A partir de ese momento sólo una cosa es cierta: ¡tus sentidos estarán a punto de descarrilar!
Claro... que sí... y voy yo y me lo creo. Para empezar, en el compartimento van ciento y la madre. Si me intento ligar a la pasajera de al lado me gano una hostia fijo, la reprimenda de todas las señoras de mediana edad para arriba. Me lincha algun/a que haya ido a dos clases de defensa personal porque me considera un violador en potencia, el revisor me llama de gilipollas para arriba por hacerle currar y tener que rellenar un cuestionario para explicar el suceso, me dejan tirado en la primera estación con dos seguratas de mala hostia por currar mucho y estar mal pagados que me van a explicar "de forma muy detenida" lo mucho que se alegran de tener aún más trabajo por mi ocurrencia...
El ascensor. Cuando el ascensor agudiza los sentidos
Eres la última en salir de la oficina. Pero, extrañamente, el ascensor que llega a tu planta no viene vacío. Intercambio de miradas cómplices, acercamientos íntimos… Estos ascensos y descensos pueden depararte algunas sorpresas inolvidables. Pero a menos que trabajes en un rascacielos, el lugar tiene un inconveniente importante: ¡hay que darse prisa! La sensación de ser interrumpidos en cualquier instante multiplica la excitación y si el ascensor tiene una pared de vidrio, ¡aún mejor!
Es decir, que si ella está más recalentada que una plancha vieja, tiene el derecho a exigir al de turno que se deje hacer lo que a ella le venga en gana... Si no le apetece, es que es maricón fijo...
A quien ha redactado esto le recomendaría que no se creyera al pie de la letra las pelis porno. Suelen están un poco exageradas...
La piscina. Love story en la piscina
Los retozos acuáticos son más fáciles en una piscina privada, pero los más valientes intentarán rehuir del monitor de natación sin despertar sospechas. Sin embargo, para disfrutar el momento plenamente es mejor tomar algunas precauciones: asegúrate de que la temperatura del agua esté lo suficientemente caliente para evitar enfriar la pasión, utiliza un bikini para que la intimidad sea mayor y asegúrate de que ninguno de los dos es alérgico al cloro…
Pero ¿y por qué no optar por el mar y revolcarse al ritmo de las olas…?
¡Ponle un poco de sal (marina) a tu vida sexual!
A ver... ¡listo/a! La sal, con el frota frota, hace que pique la polla y el chumino ¿qué placer puede haber en eso? Si eres rico para tener tu piscina privada de **** madre pero ¿el resto de los mortales nos tenemos que joder? Porque vamos, lo del monitor ha tenido mucha gracia... ¡claro! ¡como el monitor es tonnnnnnnnnnnnnnnto! ¿no?
El cine. Estrella por un día
Si privilegiamos los aspectos prácticos, conviene precisar que un cine poco frecuentado es preferible a uno que acoja el estreno de, digamos, el último episodio de El Señor de los Anillos… Pero si aún así quieres exteriorizar tus necesidades exhibicionistas, elige la primera sesión de la tarde. A menos que te encuentres en un cine especializado te será difícil concretar, carnalmente hablando, la excitación del momento.
Asegúrate de fingir bien para no despertar las sospechas de los espectadores. Tu talento como actriz se verá expuesto a una rigurosa prueba, pero ¿qué mejor situación para combinar el séptimo arte y el séptimo cielo?
A ver... ¡listillo! En la primera sesión de la tarde aquello está plagado de chicos y adolescentes. Y como que ya tienen desaforadas por sí mismos las hormonas para darles una motivación extra para cualquier ocurrencia que puedan tener. Además, una cosilla... ¿tú de verdad te crees que no hay cámaras en las salas de cine y que el proyeccionista no ve nada?
Una habitación de hotel
Lugar privilegiado de los amores prohibidos, la habitación de un hotel permite romper la rutina. Estos espacios anónimos te permitirán darle a tus encuentros amorosos una faceta ilícita. Si prefieres que el escenario sea más elaborado, ¿por qué no elegir un hotel kitsch o uno con decoración oriental? Dale cita este mismo mediodía. Será una sorpresa que no podrá rechazar.
Venga... va... Este te lo acepto. Sale un poco carillo la idea, pero te la voy a aceptar para momento muy puntuales. Lo que pasa es que como uno no se puede permitir hoteles demasiado a menudo, pero desde luego, es la menos mala de todas las propuestas.
Los probadores. Jugueteo en el departamento de lencería
¿Tu chico te ha acompañado a hacer compras durante las rebajas? Después de la décima tienda su paciencia se agota… ¿Por qué no recompensarle con un desfile improvisado en el probador del departamento de lencería? Tendría que ser de hielo para no querer ver lo que se esconde detrás de la puerta abierta del probador. Por supuesto que corres el riesgo de que os sorprenda la vendedora (a menos que la cabina se cierre con traba) o de que os pongan una multa. Pero el gusto de la transgresión, ¿no hará de ti una amante fuera de la ley?
Primero: En la primera tienda ya estoy de los nervios. En la tercera tienda ya le digo que yo espero leyendo la prensa del día en la cafetería de enfrente y que cuando se aburra de perder el tiempo viendo trapos, que pase a recogerme.
Segundo: En las tiendas de ropa estamos de mal humor porque no queremos estar allí así que ¿qué te hace pensar que vamos a estar con el tema dispuesto?
Tercero: Si nos haces un pase de lencería, te diremos como con todo "te queda de **** madre, cielo" aunque realmente estamos pensando "me importa una mierda como te queda, comprate algo de una vez y acabemos con esta mierda".
Resumiendo:
