Jorge58 (sin comentarios)
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« Respuesta #25 : 11 de Abril 2008, 23:11:56 » |
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(del diario Olé)
Una vez más todas las miradas se centraban en José Acasuso. Es que el misionero tenía la misión de darle la derecha a Mancini, quien a la hora de designarlo como segundo singlista tuvo en cuenta su pasado copero y no el momento que atraviesa. Enfrente estaba Robin Soderling y toda la presión por darle el segundo punto a Argentina y el match point en la serie. El sufrido triunfo de David le daba algo de tranquilidad a Chucho, en la previa. Pero estaba en él saber aprovecharla.
Peor arranque no podría haber sido para Acasuso. Nervioso, errático y desconcertado por los piques, entregó el set casi sin poner objeciones a la propuesta de Soderling. Fue 6-0 para el sueco, quien hasta lució sorprendido por el bajo nivel de su rival. ¿Qué debía hacer Chucho para revertir la historia? Soltarse y, especialmente, no entrar en el juego a dos golpes que pretendía imponer su rival.
Algo más cercano a la realidad se empezó a ver en el segundo parcial. Puntos más largos y games más luchados dieron la pauta de que Acasuso se empezaba a meter en el partido. Y en eso tuvo mucho que ver, cuándo no, la gente. Sí, al igual que Nalbandian, el misionero necesitó aferrarse como nunca a la localía. Salvando las distancias obvias y si bien no "late", el Parque Roca tiene una semejanza con la Bombonera: en las dos juega un papel clave el aliento de los hinchas.
En el séptimo game, Acasuso quebró y pareció volcar la historia para su lado. Pero se durmió y no pudo confirmarlo. Por entonces, pese al bajo nivel del argentino, el griterío en el Parque era infernal. La gente no estaba dispuesta a tolerar las insolencias de Soderling y alentaba en medio de cada punto, El estricto umpire advirtió con una posible sanción y, en su afán por calmar al público, quien ligó la reprobación de la mayoría fue la buena de Mariana Díaz Oliva.
Si la cuestión lucía complicada antes, más aún cuando Chucho cometió una doble falta, entregó su saque y el set por 6-4. No había margen de error. A partir de ahí, Acasuso debía hacer borrón y cuenta nueva y empezar de cero para volver a encarrillar una serie que aparentaba ser sencilla para Argentina, pero que de repente podía generarle un dolor de cabeza a Mancini y compañía.
El 6-1 del tercer set terminó graficando lo que fue uno y otro a lo largo de todo el partido. Un Acasuso cabizbajo, sin respuestas tenísticas ni anímicas, jugando a algo que no es lo suyo. Para Soderling, en tanto, será muy difícil de olvidar este triunfo en el Parque Roca. Y, más allá de lo que ocurra mañana en el dobles, el gran interrogante ya está abierto: ¿Mancini le ratificará la confianza a Acasuso? Por lo pronto, la gente ya le dio la derecha al misionero y, con la derrota recién consumada, lo despidió al grito de "Chucho, Chucho".
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