El PP se escandaliza por la kufiya de Zapatero más que por los muertos del Líbano,por Antonio San JoséTodo vale en la campaña de ataque sistemático al Gobierno. También la política exterior. Uno de los elementos que hasta hace pocos años constituían una parte fundamental de la denominada política de Estado, ha saltado por los aires ante la obcecación del Partido Popular en utilizar cualquier argumento para descalificar la política de Zapatero.
Si anteriormente el PP rompió todos los puentes al usar la estrategia en la lucha contra el terrorismo como munición contra la legitimidad del presidente (“no representa al Estado”, “sus objetivos y los de ETA son los mismos”), ahora parece haber encontrado en la alarmante escalada militar en Oriente Próximo, una vía directa para minar la credibilidad y las actuaciones del Ejecutivo socialista. En la política del todo-vale, un asunto tan poliédrico y delicado como el de la espiral de violencia árabe-israelí, no iba ser, desde luego, una excepción en la dura estrategia de los populares.
Un error de libro
Por si faltará algún elemento a la ya controvertida situación, la fotografía del presidente español luciendo al cuello una kufiya palestina, no fue sino un error de libro que, en su escasa fortuna, no deja en excesivo buen lugar a los propios servicios de seguridad de Moncloa (cabe preguntarse que hubiera ocurrido si en la pañoleta hubiera figurado, por ejemplo, la inscripción ¡Gora ETA!). La instantánea, reproducida en todo el mundo, parece haber escandalizado más a los de Rajoy que el reguero de víctimas inocentes, entre ellas decenas de mujeres y chicos, que los inflexibles ataques israelíes causan a diario entre la población civil de Líbano. Si lo primero constituye una torpeza sin paliativos que va más allá de lo meramente indumentario, lo segundo muestra el fariseísmo de quienes parecen empeñados en una labor de oposición destructiva sin pararse en barras ante nada.
Un silencio interesado
La contundente crítica del presidente Rodríguez Zapatero a Israel por la utilización de una “respuesta abusiva” en su enfrentamiento con las milicias de Hezbolá, ha servido como argumento al Partido Popular para tachar abiertamente al Ejecutivo de “israelofóbia” y “antisemitismo”, unas acusaciones que, además de injustas, no resultan precisamente beneficiosas para los intereses en España del gobierno de Ehud Olmert. En una burda manipulación interesada de la realidad, los populares silencian que las posiciones oficiales del Gobierno (expresada en sede parlamentaria por el ministro Moratinos) y del PSOE (en boca de su máxima responsable de Política Internacional, Trinidad Jiménez), han incluido una condena a las acciones militares de Hezbolá, tanto en el inicio de la crisis como en el lanzamiento de misiles contra la población civil de Israel. “Estos ataques”, afirma textualmente el Partido Socialista, “vulneran la legalidad internacional y deben parar ya”. En el mismo contexto, el PSOE exige el cumplimiento de la resolución 1559 de Naciones Unidas, que incluye el pleno desarme de todas las milicias en el Líbano.
Ocultar una parte tan significativa en la postura del partido del Gobierno y del propio Ejecutivo, indica la clase de juego que se trae el PP intentado enfrentarlos a Israel sin reparar en los daños colaterales que afectan, por cierto, a los dos países en esa peligrosa e interesada maniobra política.
España está contra la guerra
Y ya lo que riza el rizo es la reclamación “solemne” del diputado popular Jorge Moragas, responsable de Política Internacional de su partido, para que el presidente Zapatero desautorizara de forma pública las manifestaciones convocadas estos días por varios partidos y asociaciones ciudadanas y que “diera orden a los cargos socialistas de no acudir a ellas”.
El PP ignora, una vez más, que España está contra la guerra y lo manifiesta abierta y libremente en la calle. Lo hizo en la infame invasión de Irak en 2003 y lo vuelve a hacer ahora ante la desproporcionada respuesta israelí ante los ataques de las milicias libanesas. Nadie pone en duda el derecho a la defensa del gobierno del Tel Aviv, sino la desproporción en la respuesta militar por parte de Israel. Por lo demás, el diputado Moragas debería saber que los ciudadanos, también los cargos socialistas, son muy libres de expresar públicamente su postura antibelicista.
La época de las prohibiciones, afortunadamente ya ha quedado atrás en este país que expresa lo que siente de manera clara y rotunda. El problema, como siempre, está en quienes no quieren oír y con su interesada sordera se condenan, una y otra vez, a alejarse del favor político de los ciudadanos.
Fuente:Elplural.com
En fin no coment
