Quiero creer que antes que las patrias están las personas. Antes que los sentimientos de nación, están las familias. Que unos somos iguales a los otros. Que ninguna bandera está por encima del interés de las personas a la que esa bandera debe rendir pleitesía.
Si quien más tiene pretende tener aún más, para no repartirlo con quien más lo necesita; haciendo ese reparto de manera ordenada y orientado a mejorar las condiciones de quien más lo necesita, y no a subsidiar su ineptitud o ineficacia productiva, rompemos el equilibrio de la solidaridad entre las personas. Y yo creo, o quiero creer al menos, que la solidaridad entre las personas es un sentimiento bueno y necesario.
Si añadimos patrias que nos separen aún más... ¿Dónde quedan las personas?
Sólo reflexiono. No a los nacionalismos.
Leo con interés tu reflexión. Humano es ayudar a quien lo necesita, y humano es querer que el resto de los humanos se sientan bien. Lo que no entiendo es porque se tiene que romper la solidaridad por el simple hecho que una nación quiera seguir adelante con un sistema administrativo diferente al que está establecido por algo tan etéreo como es el tiempo. Y quizá también por otros motivos. ¿Acaso no hay más sistema que el centralismo como sistema de gobierno? ¿No se pueden analizar otros sistemas que puedan llegar a complacer a unas naciones, si estas llegan a tener el apoyo suficiente de sus ciudadanos para seguir adelante?
Leo en estos posts, como una regla general, lo mal que lo hacen los nacionalistas, o lo bien, depende para según quien, en hacer levantar los ánimos de los ciudadanos y para adherirse terrenos que pertenecen a otros. Pero nadie se pregunta que están haciendo mal los gobiernos centrales para que este sentimiento pátrio vaya aflorando como un cáncer para algunos que va minando la unidad nacional, que al fin y al cabo es una simple unidad territorial como otras.
La consecuencia siempre tiene el inicio en una causa. Algo no se hace bien.