Alkawueto
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Libertad no es tener un buen amo, sino no tenerlo
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« : 13 de Abril 2005, 09:25:28 » |
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He dudado si colocar esto en el foro principal (creo que debía ser puesto allí, por su interés como noticia que excede a la mera cuestión informático-técnica y puede afectar a cualquier usuario de este foro, sobre todo poque parec que puede sentar jurisprudencia) pero al final si los moderadores lo consideran al igual que los temas de la SGAE, lo trasladen allí si procede. Alkawueto
30.001 euros por un email AGENCIA PROTECCIóN DE DATOS / Multa a un particular
Por Rafael J. Álvarez. El Mundo
Miércoles, 13 de abril 2005
El señor Sánchez (apellido falso por petición expresa del afectado) salió contento de la Feria SIMO 2003. En su cartera llevaba un montón de tarjetas de visita que había intercambiado con otros profesionales de la electrónica, materia prima futura para hacer clientes nuevos. Cuando llegó a su despacho, sacó de la chaqueta las 13 tarjetas ganadas a golpe de relaciones públicas, abrió el ordenador y envió a cada dirección un correo electrónico con la oferta publicitaria de su empresa. Casi nadie le contestó.
El casi fue un hombre de Barcelona que reenvió al señor Peláez un mensaje inquietante: «Si no desiste le denuncio». Hoy, un año y medio después de aquel diálogo increíble, la Agencia de Protección de Datos (APD) ha tomado partido: sanción de 30.001 euros por «envío de correo masivo no selectivo», cinco millones de los de antes por un email.
Es la primera vez que la APD castiga a un ciudadano particular por spam (correo no autorizado, también conocido como correo basura). Pero la historia que pulula por debajo de esta multa huele a surrealismo electrónico.
El 23 de noviembre de 2003 el señor Sánchez, que colaboraba como comercial con una empresa de telefonía, envió a 13 direcciones distintas un correo en el que detallaba el servicio de venta de comunicación por Internet que ofrecía la empresa. Una de ellas, la última, correspondía a un locutorio a nombre de P.H. y aparecía en la parte inferior de una tarjeta profesional que el señor Sánchez había obtenido en el SIMO.
Ninguna de esas direcciones respondió al señor Sánchez con queja alguna hasta que tres días después, otra persona -D.P.- con otra dirección de correo contestó en nombre del locutorio -«uno de nuestros usuarios», escribía- instando al hoy multado a no volver a enviarle «correo comercial no solicitado». «Si no desiste de su actitud nos veremos obligados a tomar medidas más drásticas (...) incluida la denuncia oportuna ante el Ministerio de Ciencia y Tecnología», advertía D.P. en su respuesta del 26 de noviembre.
«O sea, el que denunció ni siquiera era el destinatario del correo, era el administrador de una web que no sabemos qué relación tiene o tenía con P.H. Pero, lo relevante es que el señor Sánchez no envió nada a quien le acabó denunciando. No era el destinatario», dicen ahora fuentes de la defensa jurídica de este hombre atribulado.
El señor Sánchez respondió a D.P. comunicándole que no sabía quién era y que no había mandado un correo comercial sino «una presentación de la compañía a clientes que se han interesado por el producto en la feria del SIMO».
Lo siguiente que el señor Sánchez supo del incidente es la comunicación de una denuncia con fecha de 16 de diciembre de 2003 ante la Agencia de Protección de Datos. Este organismo empezó entonces a investigar el correo electrónico del señor Sánchez. «Han rastreado hasta mi móvil, mis llamadas personales, todo». Y un año y tres meses después, la APD ha decidido. «Hay dos tipos de infracción grave: el envío de más de tres correos a una misma persona durante un año y el envío masivo. Es cierto que envío masivo es un concepto indeterminado y que 13 direcciones no es algo exagerado, pero se trató de un envío no selectivo. No hubo consentimiento expreso de la otra parte, porque la tarjeta de visita no es necesariamente un consentimiento», señaló ayer mismo Jesús Rubí, adjunto al director de la APD.
Así, si 13 correos enviados una sola vez a direcciones distintas son spam ¿deberían estar sancionados millones de españoles y miles de empresas? «Pues, a lo mejor sí. Nosotros estamos investigando 100 casos», responde Rubí.
Mientras, el señor Sánchez niega con la cabeza y mira de reojo su cuenta corriente «No entiendo nada. Yo no he invadido a nadie.No envié nada a nadie que no me lo hubiera requerido. No soy una empresa, ni una gran multinacional. No tengo 30.000 euros».
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