¡Hola! Espero que no estéis despiertos todavía porque si os ven los Reyes no os van a traer nada de nada...

Después de la cabalgata, en misa, me he quedado con una idea que me gustaría compartir con vosotros:
A lo largo del camino que hacemos en nuestra vida, Dios nos ofrece señales para llegar a Él, como la estrella de Belén. Son pequeñas experiencias de Dios, de las que hemos hablado tantas veces. Nosotros, tenemos que ser como los Reyes Magos, que sin dudarlo se ponen en marcha para seguir la señal que Dios les ofrece. Y aunque haya tramos del camino en los que la estrella pierda intensidad, seguir sin dudas hacia delante.
También podemos ser la propia estrella. Luz para otras personas que lo necesitan más que nosotros, que sepamos guiarlos hasta Dios.
Mientras pensaba esto, una señora mayor se ha vuelto al banco de atrás, y le ha dado a otra que no paraba de toser, un caramelo de limón de la cabalgata. Y aunque, sin duda, no se conocían de nada, la segunda le ha devuelto el gesto con una gran sonrisa de esas que te hacen sentir bien, y sin saber muy bien cómo, todos los que lo hemos visto, no hemos podido evitar sonreir también.
Y es que una vez más queda claro que con muy poco, podemos hacer bastante feliz a una persona en cualquier momento.