Se le pueden dar mil vueltas al asunto...... pero no somos nosotros quien tiene que decidir, por mucho que se penalice, siempre se podrá hacer.... y si no ¿cuantos viajes se hicieron a londres para eso en la decada de los 70 y 80? cuantas comadronas se sacaron un sobresueldo de ello.... solo cuando se puede hacer a la luz y regulado es cuando nos llevamos las manos a la cabeza.....
Que tiren una bomba atomica sobre los esquimales, cuando el bebe es joven y lo abandonan en el hielo con una bola de nieve en la boca.... (y ya tiene 9 meses)
Que arrasen china cuando abandonan cientos y miles de niñas en la basura y en las calles.... (y tienen más de 9 meses)
Me parece más lógico hacer campaña contra las guerras, contra el tabaco, el alcohol, las drogas, los vehículos con motores tremendos, el trabajo en condiciones inhumanas, todo eso y muchas cosas mas siegan mas vidas..... cientos de veces más....
Solo unas matizaciones:
Es cierto que en los años 70 algunas españolas iban a abortar a clínicas de Londres, hoy, en cambio, son las europeas las que vienen a abortar a España, porque la permisividad de nuestra legislación les es mucho mas favorable y porque el truculento negocio y la falta de escrúpulos de muchos médicos han convertido a España, desgraciadamente, en el destino de las abortistas.
Me extraña lo que dices sobre los esquimales. Es un pueblo que, precisamente por su situación de nómadas y despegados de la idea de propiedad, tienen establecido un sistema en donde la familia es el eje de su vida. Lo que ocurre es que por sus condiciones extremas, los padres trabajan juntos para sustentarse mutuamente y para cuidar a sus hijos hasta que pueden valerse por sí mismo. Cuando moría un hombre su viuda estrangulaba a su hijo pequeño, ya que carecía de medios para sostenerlo; y si era la madre la que moría el padre cuando enterraba a la su esposa enterraba al hijo con ella a menos que encontrara o otra mujer que pudiera amamantarlo.
Lo de China es la culminación de un fracaso social impuesto bajo directrices comunistas y la vista gorda del resto del mundo por los intereses comerciales. Allí se practica el aborto selectivo, sobre todo en las zonas rurales en donde al varón se le considera superior a la mujer, procediendo primeramente a los análisis por ultrasonido para detectar si el feto es varón o hembra, cuando en realidad esa técnica está pensada para detectar malformaciones.
Existen auténticos escuadrones que arrestan clandestinamente a madres embarazadas y las mantienen en la cárcel hasta que acepten abortar. En algunas regiones, algunas madres incluso fueron ejecutadas sumariamente por negarse a abortar.
Aquí, en España, también hemos conocido espantos como los descritos, situándonos, desgraciadamente, a un “nivel” terrorífico.
Los ginecólogos (¿) de las clínicas del grupo TCB-Ginemedex, utilizaban el sistema de la aspiración para los casos de menos de 12 semanas de embarazo, mientras que para los casos más avanzados, de la semana 13 a la 20, practicaban la dilatación y morcelación. Esto significa que se abría el canal del parto, según narró el propio doctor Morín, con un dilatador, «hasta el diámetro 20», precisó. Y luego se procedía a fragmentar, más bien a trocear, el feto o bien con un bisturí o con unas pinzas para luego extraer los restos de la carnicería. Morín señaló a la juez que toda esta «operación se completa con el feto vivo».
Más allá de las 20 semanas, aseguró que inyectaban en el corazón de las criaturas una sobredosis de digoxina, un fármaco que se utiliza para tratar insuficiencia cardiaca. De acuerdo con su declaración esta inyección paralizaba el corazón del bebé «para evitar el sufrimiento fetal». Sin embargo, otras fuentes médicas explicaron que con ese tiempo de gestación «se mata al feto para que no se mueva durante el parto», que en estos casos avanzados se provoca artificialmente. Y al final, los restos, a trituradoras industriales.
No hace falta hablar de guerras, drogas y tabaco en el mundo, el horror lo tenemos en casa.