Estaciones de los Alpes vigilan con radares a los imprudentes y prevén imponer multas
La velocidad en las pistas de esquí, al igual que ocurre en las carreteras, ya se controla con radares móviles. La experiencia se ha puesto en marcha en Suiza y los esquiadores que superen los límites marcados en las pistas podrán ser multados, además de perder sus forfaits.La medida pretende reducir el número de lesionados por accidentes de esquí tras constatarse que la velocidad es la principal causa de los siniestros y que ha aumentado entre el grupo de aficionados menos expertos. Esquís más anchos, nuevas modalidades como el snow y el buen estado de las pistas hacen que todo vaya más rápido.
La voz de alarma en Suiza la ha dado la principal aseguradora del país (SUVA), que ve cómo los gastos por asistencias en pistas de esquiadores accidentados y los costes por la atención médica dispensada a esos lesionados no paran de aumentar, tal como ocurrió años atrás con los accidentes de tráfico.
La primera estación en aplicar estos controles de velocidad ha sido Andermatt. Se ha dotado de radares móviles a trabajadores del complejo que descienden camuflados por las pistas con el resto de esquiadores y miden la velocidad de los imprudentes. La medida se prevé extender a las principales estaciones suizas como Zermatt, Saint Moritz o Davos, mientras que otros complejos como Grindelwald ya tienen colocados aparatos de radares fijos en algunas zonas de debutantes.
Para fijar los límites de velocidad en la nieve, se ha recurrido a la misma técnica que en investigaciones de tráfico. El estudio determina que, al pasar de 30 km/ h, el esquiador pierde ya seguridad, mientras que un choque a una velocidad superior a 50 km/ h es potencialmente mortal.
Aleix Vidal, traumatólogo del centro médico Teknon que ha trabajado en Baqueira-Beret, Boí-Taüll, la Molina o Espot Esquí, confirma que la velocidad se ha convertido en la principal responsable de los accidentes de esquí y que el diagnóstico más común en las enfermerías de las estaciones es la contusión producida por un golpe. La probabilidad de sufrir un accidente se sitúa, añade Vidal, entre tres y cinco por por cada mil esquiadores y día. Partiendo de estas cifras - y a falta de datos generales por parte del sector referentes a accidentes-, cabe extrapolar que en Catalunya, donde esquían cada temporada una media de 2,4 millones de esquiadores, son atendidos por lesiones alrededor de 10.000 aficionados. Una cifra que queda lejos de los 70.000 accidentes de esquí registrados el pasado año en Suiza y que son los que han motivado las medidas aplicadas en este país para reducir la siniestralidad en la nieve.
Aleix Vidal puntualiza que la mayoría de las heridas causadas por los accidentes de esquí son de carácter leve y que sería un error pensar que esta actividad resulta peligrosa - lo que no quiere decir que no entrañe riesgos- si se compara con otros deportes. Pese a todo, añade, todo lo que se haga para luchar contra "el principal demonio de la pista, que es la velocidad", será bienvenido.
Un estudio presentado hace unos años por Jesús Serra, presidente de la Associació Catalana d´Estacions d´Esquí i Activitats de Muntanya (ACEM), y cuyos resultados se dan todavía por buenos en la actualidad, refleja que el índice de muertos en el esquí (2,8 por cada millón de esquiadores) está muy por debajo de los 16,9 muertos por cada millón de aficionados a la bicicleta, los 36,6 fallecidos por cada millón de personas que practican natación o los 147 muertos por cada millón de conductores de vehículos.
Joaquim Alsina, director de la ACEM, considera "sensata" la implantación de estos controles de velocidad en Suiza, una medida que ahora resultaría poco eficiente en las estaciones de Catalunya por la falta de una ley que otorgue poder a los complejos para poder castigar a los esquiadores imprudentes. Alsina admite que la velocidad en las pistas ha aumentado en las últimas temporadas, pero matiza que estos límites deberían aplicarse en función de la experiencia del esquiador y de las características de la pista por la que se desciende y el estado de la nieve. "El riesgo de un accidente de un conductor experimentado, con un buen coche y por una buena carretera es menor, a la misma velocidad, que el de un conductor novato al volante de un vehículo con menos prestaciones", afirma el director de la ACEM. Alsina añade, continuando con el símil entre conducción de coches y conducción de esquís, que los riesgos por la velocidad no son los mismos en una carretera comarcal que en una autopista. En la nieve se entiende que descender a 50 km/ h por una pista para expertos, bien acondicionada y poco frecuentada, puede entrañar menos riesgos que hacerlo a 30 km/ h por una zona de debutantes. Y ahí, coinciden diferentes responsables de estaciones de esquí, es donde más sentido tendrían esos radares y controles. Los accidentes por colisión, que son los más graves, aumentan, además de por el exceso de velocidad, por la alta densidad de esquiadores en esas pistas con menos pendiente.
Monitores de la estación de Cerler opinan que la velocidad, en esquí, va unida a la emoción que se busca con los descensos.
Conscientes de que todas las prevenciones son pocas en zonas muy pobladas de esquiadores o en cruces entre pistas y zonas de debutantes, profesores de esquí de Cerler, como José Antonio Palacín, consideran que, si la velocidad máxima se redujera por debajo de los 50 km/ h en todos los dominios esquiables, serían muchos los aficionados que protestarían por la medida. Un esquiador experimentado puede superar fácilmente, en pistas con poco público y de cotas altas de las estaciones, los 80 km/ h. En un descenso de competición, los deportistas superan los 140 km/ h.
El aumento de accidentes debidos a la velocidad se achaca a las novedades introducidas en las estaciones de esquí en los últimos años. Los arrastres con percha han pasado a la historia y ahora cualquier iniciado puede acceder fácilmente a las cotas más altas con telesillas. La modalidad de esquí carving ha contribuido a acelerar los descensos y el snowboard ha abierto una nueva sensación de velocidad.
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