Con tu permiso Raskolnikof
RIMA LXIVComo guarda el avaro su tesoro,
Guardaba mi dolor;
Yo quería probar que hay algo eterno
A la que eterno me juró su amor.
Mas hoy le llamo en vano, y oigo al tiempo
Que le agotó, decir:
-¡Ah, barro miserable, eternamente
No podrás ni aún sufrir!.
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