Un punto que sabe a poco
Firme atrás, el Athletic maniató al Levante, contó con claras ocasiones para marcar y se vio perjudicado porque el árbitro no señaló un penalti a Javi Martínez El Athletic busca desesperadamente la forma de escapar del pozo. Ayer disputó en Valencia el primero de sus tres choques consecutivos ante sus inmediatos perseguidores. Tres encuentros para llegar a la boca del túnel y ver el sol. Tres jornadas trascendentales, una tras otra. El resultado del Ciutat de Valencia era importante para calibrar la dosis de sufrimiento con la que se jugará el derbi de Anoeta el domingo. El orgullo de defender ayer tan bien y manejar la situación le permite presentarse en San Sebastián con pinta de que puede dominar el derbi.
En Valencia, el Athletic se conformó con un punto que sabe a poco. Pero al menos hay una migaja de alegría. La Real Sociedad perdió en casa y el Betis no pasó del empate como local. Un placer menor pero válido, porque los rojiblancos mantienen en dos puntos su colchón sobre el descenso.
El cuadro bilbaíno, que había acostumbrado a sus hinchas a buenas noticias fuera de casa desde la llegada de Mané, se quedó ayer seco arriba. Es el primero de los cuatro partidos como visitante del nuevo técnico sin marcar.
Lo mejor del Athletic es que fue siempre un grupo correctamente plantado en el campo. A lo que aspira todo entrenador es a hacer un equipo a su imagen y semejanza. Por aquí llega el primer éxito de Mané. Con determinación y contundencia, los rojiblancos cerraron las vías de asistencia a Riga y Kapó, los dos delanteros levantinos, que no se llevaron a la boca una sola ocasión de gol en toda la tarde. Para comprender la aportación del técnico en este apartado hay que irse al arranque de la campaña, cuando este mismo equipo abría la puerta a los atacantes rivales con una desesperante facilidad.
Mané tiene claro que un equipo sin una retaguardia sólida no es un equipo de verdad. Ha exigido a sus defensas que sean estrictos y que se peguen como lapas a los rivales. Una vez que ya tienen la referencia de lo que deben hacer, se acabó el desorden. Casas y Sarriegi, sin ir más lejos, no se habían mostrado nunca tan lúcidos como en estos últimos partidos.
En el balance de la mejoría atrás merece un capítulo especial Amorebieta, un jugador que ha vivido un itinerario singular. Central de estilo refinado y el que mejor saca la pelota jugada desde atrás, se vio obligado en el arranque de la campaña a alinearse como lateral, un sitio en el que no tenía ni velocidad ni recursos para manejarse. Mané le ha devuelto a su puesto natural. Amorebieta le pagó ayer con otro partido impecable. No sólo hizo lo que pudo, sino que en muchos momentos fue tan superior a los atacantes que hizo lo que quiso.
El Levante es un recién ascendido a Primera acostumbrado a vivir con la soga al cuello. Es un equipo que lo único que puede ofrecer es lucha sin cuartel y peligro en las jugadas a balón parado, en las que Robert es un maestro. Cuando intentó jugar la pelota lo hizo de forma cansina, burocrática. El Athletic respondió con un juego directo que no le llevó a ningún lado.
Iraola y Javi MartínezSólo cuando Iraola pudo controlar el esférico el Athletic tuvo algo que decir en el ataque. Es el de Usurbil un jugador de tremenda clase y afianzada responsabilidad. Capaz de reconvertirse de lateral a medio centro y sentirse rápidamente dueño de la situación, como hizo ayer.
Iraola buscó casi siempre a Javi Martínez. Entre ellos se ha establecido, como por generación espontánea, una interesante sociedad. Aunque a veces pecó de individualista, Martínez fue un vendaval. De hecho, fue el jugador rojiblanco que más cerca estuvo de cambiar el curso de los acontecimientos. En el minuto 82 apareció en el área y dejó pasmado con su movimiento a Courtois, quien reaccionó con un manotazo. El pamplonés cayó al suelo. Un penalti claro que Medina Cantalejo pasó por alto. El árbitro se sentía observado desde que en la primera parte anuló un gol de Courtois, al que el toque de cabeza de Kapó dejó en fuera de juego.
En una jugada de atrevimiento y clarividencia, Martínez dejó a Aduriz ante Molina a los 16 minutos. El donostiarra golpeó mal y la pelota se le marchó fuera.
Es una lástima lo de Aritz Aduriz, disciplinado y responsable, como bien ha demostrado al asumir su suplencia. Ayer volvió a ser titular. Cuatro partidos en el banquillo han pasado factura. Vive en estado de ansiedad, abatido, sin demasiada confianza. Eso sí, se equivoque lo que se equivoque, nunca es un jugador anodino. Se deja la piel y vive los partidos con una encomiable intensidad.
La otra gran ocasión rojiblanca de la tarde la tuvo Josu Sarriegi, quien a tres metros de la portería y desmarcado peinó muy cerca del palo una falta lanzada por Yeste. También está afectado el basauritarra por el pasado reciente, el penalti fallado ante el Villarreal. Sólo hubo rastro de él en ataque en la falta rematada por Sarriegi.
El otro atacante, Urzaiz, sabe que en los partidos como el de ayer, sin apenas penetraciones por bandas, lo tiene más difícil. Pero se le ve porfiar a la espera de cazar un remate o asistir.
Si hay una virtud que tiene Mané en el campo es que es rápido y directo tomando decisiones. ¿Que Urzaiz, Aduriz y Yeste no tenían su mejor tarde? Buscó remedio. Los tres fuera para dar paso a Llorente, Garmendia y Gabilondo. Buscaba un estímulo en ataque que no encontró. Fueron los minutos en los que el Levante apretó a base de los envenenados corners de Robert. Sin graves apuros, el Athletic sujetó un punto interesante, pero con sabor a poco.
j.o.lazcano diario-elcorreo