Dicktracy
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CARPE DIEM
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« Respuesta #33 : 22 de Octubre 2006, 20:41:42 » |
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CIERRA LA TEMPORADA A LO GRANDE EN BRASIL, DONDE TAMBIÉN GANÓ SU PRIMER MUNDIAL
Alonso revalida su título ante el mejor Schumacher
Domingo 22/10/2006 EFE
MADRID.- Uno y dos. Fernando Alonso volvió a ganar el Mundial de Fórmula 1 y esta vez lo hizo ante el mejor Michael Schumacher, para que no haya dudas. El español cerró la temporada a lo grande en el Gran Premio de Brasil, donde también conquistó su primer título, y dejó al alemán sin su ansiado octavo título.
La fulgurante carrera de Fernando Alonso ya no ofrece dudas ni para los más incrédulos. Es el bicampeón más joven de la Fórmula 1 y pasará a la historia del automovilismo como el piloto que retiró a Michael Schumacher, el más grande entre los grandes.
La calidad del oponente otorga mayor valor a la victoria y el oponente en este caso es el mejor posible. El subcampeón de 2006 es un Schumacher en todo su esplendor y repleto de ambición, un piloto inigualable que aspiraba a conquistar su octavo título del mundo y a punto estuvo de conseguirlo. Nada que ver con el Schumacher de 2005, impotente ante el fracaso de su equipo, y más cualificado que el subcampeón del año pasado, un Kimi Raikkonen inconsistente y poco fiable en los momentos decisivos.
Puede gustar más o menos su actitud insolente, sus declaraciones acusadoras o su imagen de tipo engreído. Pero lo que es indiscutible es su enorme talento para conducir a más de 300 km/h y su extraordinaria aptitud para competir en un mundo tan despiadado como la Fórmula 1, al que sólo acceden unos pocos y en el que sólo triunfan los mejores. Fernando Alonso es bicampeón del mundo porque, sencillamente, ha sido el mejor piloto de los dos últimos años. Que no es poco.
Esta vez lo demostró sin titubeos, ganando la primera carrera y cobrando ventaja desde el principio. Alonso hizo lo que parecía imposible con un Renault: mejorar el arranque de la temporada pasada. Tras la tercera carrera ya sumaba 28 puntos, 14 más que Raikkonen y 17 más que Schumacher. Se mantuvo en el podio hasta el ecuador de la temporada y en nueve carreras consiguió seis victorias y tres segundos puestos. Ni si quiera se bajó del segundo cajón.
Alonso consiguió en 2006 mucho más que revalidar su título de campeón del mundo. Logró victorias donde nunca antes las había conseguido y ya son pocos los circuitos que se le resisten. Ganó por primera vez en Australia, Mónaco, Gran Bretaña, Canadá, Japón y, sobre todo, consiguió su primera victoria en casa, en el Gran Premio de España.
Especialmente emotivo fue el triunfo en el Circuito de Cataluña, repleto de aficionados españoles y de banderas asturianas. Tras desatar la locura en Montmeló, declaró que ganar en casa era "lo máximo" y que sería "difícil de olvidar". "He visto a la gente entusiasmada", dijo el piloto ovetense.
También en 2006 encadenó su mejor racha de victorias y de 'poles': cuatro triunfos consecutivos y cinco 'poles' entre la quinta y la novena carrera. Tras nueve pruebas disputadas acumulaba una ventaja de 25 puntos respecto a Schumacher, su principal adversario, pero en el segundo tramo de la temporada pasó por momentos difíciles cuando el alemán empezó a recortar la distancia que les seperaba.
En Hungría sufrió su primer abandono en más de un año, desde el Gran Premio de Canadá de 2005. Estaba a punto de conseguir su séptima victoria de la temporada cuando tuvo que retirarse a falta de 19 vueltas por culpa de una tuerca mal colocada. Un mes después, en el Gran Premio de Italia, tampoco pudo acabar la carrera al reventar el motor de su Renault cuando ya había remontado siete puestos y tenía el podio garantizado. Sometió al propulsor de su R26 a un esfuerzo extra porque una polémica sanción de los comisarios le había mandado al décimo puesto de la parrilla de salida.
El campeonato estuvo bajo sospecha desde el principio, cuando la FIA, sin dar explicaciones, suprimió del reglamento la revolucionaria norma del neumático único para cada carrera, que tanto había perjudicado a Ferrari y Bridgestone en 2005. Pero después de Hungría y, sobre todo, después de Italia las sospechas de amaño enturbiaron definitivamente el ambiente debido al doble rasero utilizado por los comisarios para aplicar sanciones y prohibir elementos en los monoplazas.
Alonso fue sancionado en dos ocasiones. Primero en Hungría por un incidente con Doornbos y por ignorar las banderas amarillas en una sesión de entrenamientos libres, y después en Italia por estorbar a Felipe Massa durante la sesión de clasificación. Schumacher también fue penalizado en Mónaco por detener su Ferrari en la pista durante el cronometraje, y en Hungría por adelantar con bandera roja, pero en cambio se le permitió saltarse dos veces la variante de Monza para evitar se adelantado por De la Rosa. Y tampoco fue sancionado por cambiar tres veces de dirección en la salida del Gran Premio de Turquía, cuando sólo se permiten dos.
Antes de las sanciones, la FIA había prohibido a Renault utilizar el 'mass damper', un tercer amortiguador o compensador de masas que llevaba utilizando desde hacía más de un año con el consentimiento de los comisarios. Así que Alonso ya no pudo aguantar más y en Turquía acusó a la Fórmula 1 de ser "un cachondeo", "un caos" y de "no tener reglamento". Hasta Bernie Ecclestone, jefe de la Fórmula 1, se puso de parte de Renault y acusó a la FIA de dar "apoyo político a Ferrari" para contribuir a que Schumacher se retirase con ocho títulos bajo el brazo. Parecía que el objetivo era hacer más grande la leyenda del alemán.
Schumacher estuvo a punto de conseguirlo. Con su séptima victoria de la temporada en el Gran Premio de China empató a puntos con Alonso y le arrebató el liderato por primera vez desde que empezó el campeonato. El asturiano denunció que se sentía solo dentro su propio equipo, acusó a Fisichella de dejarlo tirado y ayudar al enemigo, e insinuó que Briatore estaba más interesado en el título de constructores que en el triunfo de su mejor piloto, quizá porque en 2007 ya no estaría en Renault, sino en McLaren.
Schumacher sólo tenía que aprovechar la enorme superioridad de Ferrari, evidente desde antes de la última victoria de Alonso en Canadá, para poner el broche de oro a su brillante carrera. Si resistía en el liderato dos carreras más, conquistaría su octavo título. Pero el sueño del alemán se desvaneció en Japón, penúltima prueba de la temporada. El motor de su monoplaza se rompió cuando buscaba la victoria y Alonso aprovechó el regalo para dejar el Mundial casi sentenciado. Remontó desde la quinta posición de la parrilla para ganar en Suzuka y empezar a soñar de verdad con el bicampeonato.
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