Escribano admite ante el juez que la relación que estableció entre ETA y el 11-M es una elucubración
Nieves Colli Madrid
El perito Manuel Escribano Escribano, autor del borrador en el que se estableció una hipotética vinculación entre ETA y los islamistas del 11-M, reconoció ante el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón que esta afirmación es una elucubración sólo basada en la coincidencia de que Hassan El Haski tuviera ácido bórico en 2004 y que un comando de ETA guardara esta misma sustancia en 2001.
Pese a reconocer que nunca antes en su larga experiencia en la Policía Científica había visto que el ácido bórico fuera utilizado por ETA para fabricar explosivos, según fuentes jurídicas consultadas por ABC, el especialista insistió en que esa sustancia podía ser interpretada como un nexo entre ETA y los autores de la matanza de los trenes en Madrid.
«Importantes» elucubraciones
En una declaración llena de contradicciones, Escribano llegó a mantener que lo que previamente había definido como elucubraciones sin rigor científico alguno -el establecimiento de un vínculo entre ETA y los islamistas a través del ácido bórico- eran mucho más importantes que la propia conclusión del dictamen, en el que se identificó como ácido bórico la sustancia encontrada en poder de El Haski. Es decir, en su opinión, tiene más importancia su elucubración que la conclusión científica del peritaje.
El perito -imputado junto a sus dos compañeros Isabel García Cidad y Pedro Manrique Manrique por falsificación de documento público- reconoció ser el autor del borrador así como de la polémica observación número 3 de ese documento, que dice lo siguiente: «Que dado lo poco frecuente en que esta sustancia [el ácido bórico] ha sido intervenida en hechos terroristas y a que nosotros ignoramos su verdadera aplicación en relación con estos hechos, existen varias posibilidades, tales como: conservante de los explosivos tipo orgánico, enmascarar el explosivo para no ser detectado por los perros especialistas en detección de explosivos etcétera, nos lleva a la posibilidad de que el autor/es de estos hechos estén relacionados entre sí y/o hayan tenido un mismo tipo de formación y/o sean el/los mismo/s autor/es».
Sobre esta «observación» gravitó parte del interrogatorio al que fue sometido el perito por el juez Garzón. El agente reiteró que le llamó la atención la coincidencia porque muy pocas veces había aparecido ácido bórico durante una investigación sobre terrorismo. Precisamente por esa razón, decidió incluir su hipótesis sobre la relación entre ETA y el 11-M.
Al ser preguntado por el juez sobre los usos que se pueden dar al ácido bórico, Escribano explicó que en la composición de algunos explosivos puede aparecer esta sustancia en un porcentaje del 1 ó 2 por ciento, por lo que pensó que los 1.300 gramos hallados en poder de El Haski podían tener esa finalidad. No obstante, el conocimiento que tenía sobre esta posible mezcla del ácido bórico con explosivos era superficial por cuanto reconoció que lo había leído en algún sitio, que no precisó. Más aún, admitió ante el juez que no incluyó este dato en el borrador de 21 de marzo de 2005 porque en ese momento lo ignoraba.
Pese a ello, las mismas fuentes señalaron que Escribano insistió en su tesis de la vinculación al indicar que la mezcla del ácido bórico con explosivos se suele hacer cuando éstos están constituidos por aluminio en polvo, material que se encuentra en el amonal y el amosal, que ETA emplea con relativa frecuencia. Pese a ello y pese a reconocer que a lo largo de su trayectoria profesional nunca ha detectado que ETA utilizara ácido bórico para cometer sus atentados, decidió incluir esas reflexiones en el borrador para que el juez [Juan del Olmo] lo supiera y valorara si tenía o no importancia para su investigación.
La perito también imputada, Isabel García Cidad, coincidió con Escribano al afirmar que éste había incluido en el borrador de 21 de marzo de 2005 la observación sobre los posibles vínculos entre ETA y El Haski porque le llamó la atención la gran cantidad de ácido bórico que el islamista tenía en su casa de Lanzarote. La agente también señaló que hace tan sólo seis días -el 25 de septiembre- tuvieron conocimiento a través de Internet de la posible utilización de esta sustancia como estabilizante en artefactos pirotécnicos. Hasta entonces, lo identificaban como una sustancia conservante, antiséptica y desinfectante.
Contradicciones
Sin embargo, la declaración de Escribano no coincide con la del tercer perito imputado -Pedro Manrique- en una cuestión llamativa: este último aseguró ante el juez que nunca recibió instrucciones sobre lo que debían o no decir sus informes científicos. Por el contrario, Escribano afirmó que sus superiores sí imparten indicaciones sobre cómo deben redactar los dictámenes, aunque suelen dar por bueno el trabajo que realiza cada perito. En concreto, el perito señaló que el jefe de la sección, Francisco Ramírez, le dijo que debía eliminar de su borrador las referencias a ETA, a lo que éste contestó que no estaba de acuerdo.
La perito García Cidad relató al juez que el pasado 11 de julio, el jefe de la unidad, José Andradas, pidió a Escribano que recopilara todos los informes correspondientes al 11-M. Fue en ese momento cuando los imputados se dieron cuenta de que no figuraba el que ellos elaboraron el 21 de marzo de 2005, así como una nota informativa que se hace en los casos de cierta relevancia. El documento debía estar dentro de un sobre color sepia en el que aparecía la inscripción «Estudio del Escribano». En ese momento, decidieron sacar de un archivo informático de Escribano el viejo borrador de 21 de marzo de 2005. Ese mismo 11 de julio de 2006, los tres peritos firmaron esa copia y se la entregaron a Andradas. Según declararon los imputados, adjuntaron una nota informativa en la que advertían que ese informe no lo habían encontrado dentro del sobre sepia.
Lo firmaron sin comprobarlo
La perito aseguró que su compañero Escribano era el encargado de redactar los informes -y así lo hizo con el del ácido bórico- por su mayor experiencia en materia de explosivos. Quizás por esta razón, el propio Escribano explicó al juez que cuando pasó a la firma de los otros dos peritos el borrador que sacó de su archivo informático el 11 de julio de 2006, éstos lo firmaron sin comprobarlo puesto que se fían de él.
García Cidad llegó a admitir que se limitó a firmar el documento sin realizar ninguna comprobación sobre los análisis de Escribano. Las fuentes consultadas recordaron que fue precisamente esta perito la que primero reconoció la falsificación del borrador, que se entregó a Andradas en julio haciéndolo pasar por un informe oficial.
http://www.abc.es/20061001/nacional-terrorismo/escribano-admite-ante-juez_200610010308.html