Grounge
PeterPaulistic@¹
    
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de Madrid al cielo
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« Respuesta #10 : 18 de Julio 2006, 23:53:46 » |
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Se reanuda el genocidio. Checas carcelarias. D. Pedro Muñoz Seca
Fue la cárcel de Porlier la escogida para entregar nuevos presos maniatados a las fosas de Paracuellos desde el día 17 y sucesivos, con sus noches, hasta el día 22 en que las otras prisiones vuelven a su negra actividad. De Porlier salieron ahora muy diversas personas.
Por estos días aparece un nuevo centro carcelario, enviando en masa a sus detenidos a la muerte, el llamado cuartel o checa “Spartacus”, establecido por el Comité rojo de la Guardia Civil en un convento de la calle de Santa Engracia. Servía de prisión a los miembros de aquel Instituto que consideraban desafectos, y en la tarde del 19 de noviembre “sacaron” dos centenares de Jefes, Oficiales, clases y números, con pretexto de traslado a Guadalajara, pero realmente para fusilarlos en las tapias de los cementerios de la Almudena y de Vicálvaro.
En San Antón hay otra nueva saca el día 22, más reducida y aparecen en las prisiones diversas checas dispuestas a interrogar y decidir sobre la vida de los detenidos, con procedimiento elemental para el que disponían a veces de informaciones de la Dirección General de Seguridad: el preso comparecía en pie ante la mesa en la que tomaban asiento dos o tres o cuatro milicianos de Vigilancia de Retaguardia, jóvenes que no iban al frente -pistolas abundantes, cazadoras de cuero, correajes y cinturones repletos de balas al estilo mejicano-. De entrada ponían el cañón de la pistola en la nuca o la sien del interrogado: - “¡Si no lo confiesas todo ya sabes lo que te espera!”, amenazan, insultan, blasfeman, preguntan o afirman cosas absurdas; para ellos, católico equivalía a fascista, ir a misa, a enemigo del pueblo, creer en Dios, un fanatismo del clero, etc., en pocos minutos terminaba el “juicio” en el que casi exclusivamente hablaban ellos.
De este modo el día 24 en la cárcel de Porlier quedaba preparada otra grandísima lista para Paracuellos, centenares de presos de todas edades, profesiones y oficios -ya estaban más que diezmados los militares y estudiantes.
En los siguientes días, 25, 26, 28 y 29 hay nuevas sacas masivas de Porlier, en las que se incluye, casi al completo a una conocida familia madrileña, la del Notario, Alejandro Arizcun Moreno, 56 años, con sus cuatro hijos: Ramón, 28 años, Ingeniero; Francisco, 26, Abogado; Luis, 24, Médico, y Carlos, 17, estudiante.
En San Antón una gran saca el día 27, en la que fue el fotógrafo de prensa José Calvache, y otra mayor el día 28, la más conocida de esta prisión, por su número y por comprenderse en ella a D. Pedro Muñoz Seca, amarrado al P. Guillermo Llop, Prior de los Hermanos de San Juan de Dios de Ciempozuelos, quien se despidió de sus religiosos con un simple: -Hasta el Cielo.
La orden que autorizaba esta saca decía: D.G. de Seguridad. -Sírvase poner en libertad a los presos que se mencionan en la hoja adjunta y hoja 2.ª- Madrid, 27 de noviembre de 1936. El Delegado de Orden Publicó: firmado- Serrano Poncela, y comprendía un total de 110 nombres, entre ellos, además de Muñoz Seca y el Padre Llop, al Provincial de los Agustinos de Castilla, Avelino Rodríguez, con doce religiosos de su Orden, de quien se sabe que ya al borde de las fosas de Paracuellos absolvió y abrazó a sus compañeros de martirio. Y catorce Hermanos de San Juan de Dios: el Padre Juan Jesús Adrados, Maestro de Novicios, y otro Padre más con cinco Hermanos de la Comunidad, entre ellos el Hermano Clemente Díaz, de 75 años, cuatro novicios, dos postulantes y un donado. Y el artista-pintor José M.ª Angoloti, de 69 años, y los hermanos Diego y Manuel MacCrohon Jarava, de 23 y 24 años.
En San Antón el día precedente a esta gran saca, se percibía ya la tragedia por la presencia de nuevos milicianos y la agitación en oficinas y portería. Muñoz Seca, que a veces lograba acceso a despachos oficiales, tuvo conocimiento de lo que se preparaba, incluso de las listas, en las que leyó su nombre. Su primera medida fue la de confesar con el Padre Tomás Ruiz del Rey, a quien dijo sencillamente: -Padre, mañana nos matan; arreglemos nuestra alma con Dios. Escribió a su mujer: -Queridísima Asun: Cuando recibas estos renglones estaré fuera de Madrid. Voy resignado y contento... Y al fin esta postdata: -Como comprenderás voy muy bien preparado y limpio de culpas. A Francisco Javier de Burgos, también preso, le dijo: -Se me acusa de monárquico, por haber llevado a Roma para Don Alfonso XIII el manto de la Virgen del Pilar. Con este manto voy a morir yo también...
A las cinco de la madrugada, alboroto de ruidos y griterío. Milicianos con linternas, fusiles y pistolas leyendo una primera lista: -¡Atención! ¡Oído a la lista! Y nombres y más nombres. -¡Los nombrados que recojan todo y bajen a la portería! A las 7 ya están en la calle de la Farmacia subiendo a los camiones, las manos atadas a la espalda y sin equipaje. Y a las 8 vuelven las voces y nueva lista, la de Muñoz Seca. Angustia y despedidas, los sacerdotes no dan abasto para las absoluciones. Se grita: -¡Pedro Muñoz Seca, al rastrillo para marchar!; el nombrado abraza estrechamente a sus compañeros Guillermo Marín y Cortés Cabanillas. Va con un abrigo puesto y otro al brazo, en la mano una maleta. Al pasar el rastrillo le arrebatan la maleta y el abrigo del brazo, las gafas que se estrellan en el suelo, el reloj, la cartera, las fotos y recuerdos familiares. Le atan las manos a la espalda. A las 10 de la mañana la expedición con el M. R. P. Llop, que dice al paso a un novicio: -Vea cómo vamos, van a matar a todos. Que los hermanos se preparen.
La expedición parte en los camiones, camino de Paracuellos. Y todavía otra expedición al mediodía, si bien en esta ocasión, por misericordia divina, llega a salvo a la prisión de Alcalá de Henares. Era don Pedro Muñoz Seca natural del Puerto de Santa María, 55 años, casado con doña Asunción Ariza, 9 hijos, creyente fervoroso, funcionario del Estado, autor de infinidad de obras teatrales (comedias, sainetes, juguetes cómicos), desde “La venganza de Don Mendo” a las del tiempo republicano, con pinceladas de ironía política (“La Oca”, “Anacleto se divorcia”, “Jabalí”, “La cartera de Marina”, etc.).
Se hallaba con su mujer, al comenzar la guerra, en Barcelona, donde el 17 de julio estrenó en el Poliorama la que iba a ser su última comedia, “La tonta del rizo”, con la compañía de Arturo Serrano e Isabelita Garcés. Pronto comenzó despiadada persecución contra él. En A B C del 25 de julio se leía: Por algo se empieza. Muñoz Seca, declarado cesante. Los famosos actores Irene López Heredia y Mariano Asquerino, también en Barcelona, tratan de amparar al matrimonio acomodándolo en la pensión “Claris” de la vía Layetana, hasta que en la tarde del 29 entra una partida de milicianos, Capitaneados por el actor Avelino Nieto, se lo llevan a la Jefatura de Policía y de allí a Madrid por Valencia, con su esposa, pero en conducción ordinaria.
El 6 de agosto ingresa en la cárcel de San Antón, en la que según Cortés Cabanillas fue acaso el preso más relevante y admirado, a la vez que uno de los más vejados y maltratados. Allí encuentra a sabios Agustinos, como el Padre Zarco, el escritor Julián Cortés Cabanillas, a los actores Ricardo Calvo y Guillermo Marín. Pelan patatas, limpian lentejas, rezan el rosario, forman inacabables tertulias, comparten su fe en el triunfo y cuando lo permite la vigilancia miliciana recitan poesías patrióticas -hoy ignoradas de nuestras juventudes-, la “Marcha Triunfal”, de Ruben Darío; “El Divino Impaciente”, “En Flandes se ha puesto el sol”, con aquella sentencia tremenda de Marquina: - “¡Por España! y el que quiera defenderla, honrado muera; y el que, traidor, la abandone, ni en la tierra santa cobijo, ni una cruz en sus despojos, ni las manos de un buen hijo para cerrarle los ojos!”. Hizo gran amistad con los Hermanos de San Juan de Dios, y en un momento de humor que nunca le faltaba, escribió en la gramática inglesa en que estudiaba un novicio: - “Querido Román Martín: más que estudiar el latín debes estudiar inglés, que en este mundo, ya ves, el latín tiene mal fin”.
Con harta asiduidad recibía la visita, con aire de protección de un tal Pedro Luis de Gálvez, casado con la actriz Carmen Sanz, seudo poeta, más siniestro que grotesco, y al decir de Cortés Cabanillas rufianesco, aventurero de la peor calaña, sucio de cuerpo y de alma, personaje tan abyecto que para sacar dinero a los conocidos, llevó envuelto en periódicos a un hijito recién fallecido al café de Fornos, poniéndolo sobre una mesa. El desdichado hampón halló su hora en los medios revolucionarios y sin pertenecer a partido alguno, como tuerto en tierra de ciegos, se hizo capitán de milicianos, luego Comandante de Carabineros, tenía automóvil con chófer y siempre en la retaguardia y ebrio, estaba presente en los episodios más tenebrosos y sangrientos, fusilamientos, asalto a la cárcel Modelo, selección de presos para las sacas. “Capitán Saltatumbas”, le llamaba Antonio Paso, quien valiéndose de este tipo, llevando a la mano a su hijo Alfonso, y acompañado también de cierta peluquera amiga de Gálvez (a la que había hecho Alférez de Carabineros, con uniforme, correaje y documentación), consiguió visitar en San Antón a Muñoz Seca, interesándose por su suerte. Al despedirse, advirtió el seudo poeta a los milicianos, refiriéndose a don Pedro: -¡Cuidármelo! ¡A éste no lo mata nadie más que yo! ¿Verdad Pedro?; a lo que el interesado respondió irónico: -Honradísimo, Gálvez, honradísimo. Antonio Paso, encarándose con el rufián, le anunció: -Si algo le pasa a Muñoz Seca tú tendrás la culpa y lo pagarás muy caro. Muñoz Seca abrigaba cierta esperanza en la ayuda del miserable en caso de extrema necesidad, pero en los días inmediatos al 27 de noviembre, ni apareció por la prisión, ni fue posible localizarlo.
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