Binabik
Veteran@
  
Karma : 1013
Sexo: 
Mensajes: 503
Campeón del mundo, de sueños rotos...
|
 |
« : 11 de Mayo 2006, 15:41:16 » |
|
-Dispara.- Te dije cuando me apuntaste. Y lo hiciste con lágrimas en los ojos.
Todo empezó cuando te bese en esa oscura noche, estábamos en una playa en obras. ¿Te acuerdas de esa tubería de dos metros y medio de diámetro? Tú te abriste, y me contaste todo lo que necesitaba saber para conocerte. En dieciséis minutos te conocí, te estudie, te aprendí. Se podría decir que te gané, ya te tenía en mis manos serias plastilina para mí. Te dominaba y te hacia creer que eras tu la que querías hacer mis deseos. ¿Maldad?, no, ese control no era maldad. Más bien, era como cogerle la mano a un niño para cruzar. Recuerdo la primera vez que me abofeteaste, lagrimas, sangre y sexo. La segunda vez fue peor, menos lagrimas, más sangre, sin sexo y con despedida. Fue la última vez que me acariciaste las mejillas de esa forma. A partir de entonces solo seria con cariño. Nunca más, solo serian pequeños golpes en el pecho mientras te abrazaba y te pedía que no lloraras. No recuerdo todo lo que hice, valdrá decir que me equivoque contigo, te mentí, te engañe y tu no lo soportaste. Te escapaste, me di cuenta de tus planes demasiado tarde. Ya habías cogido mi arma, estabas nerviosa, temblabas, llorabas era imposible que acertaras un disparo, no nos separaban ni cinco metros y no me darías ni probando fortuna mil veces.
-Dispara.- Te dije cuando me apuntaste. Y lo hiciste con lágrimas en los ojos.
Fallaste ni me rozo, la bala fue a parar a ese cuadro que habíamos pintado juntos. Un pequeño barco a la deriva. Tú pintaste el barco y un mar encrespado, realista, muy realista. Mi parte fue el cielo, morado, gris con tonalidades verdes. No tenia nada de real. Pintamos como vivimos, tú eras demasiado madura, habías dejado tu infancia en un baúl junto a todas esas cartas que te había escrito. Mi pintura era como un sueño, recuerdas mis cielos naranjas o mis soles azules, solo plasmaba mi lado onírico en papel.
Camine hacia ti, despacio y con una mano por delante, entonces no me gusto lo que vi en tus ojos, tu cara cambio, lo que era una mueca de tristeza y dolor cambio, una mirada de comprensión una medio sonrisa de ironía y aceptación. No me dio tiempo a llegar tu giraste la pistola y apoyándola en tu sien disparaste. Solo pude cogerte antes de que tocaras el suelo, pero tu ya no formabas parte de ese cuerpo, solo sostenía carne y huesos. Tu ya no estabas, te había perdido para siempre.
|