RIVER 3 - BOCA 0
Gloria a los MillonariosCon una formación armada con
jugadores de la segunda línea y con el Flaco Pitarch en el banco, River se sacó la mufa del verano con un gran goleada ante Boca y se quedó con la Copa Revancha.
Juan José Marón.
jmaron@ole.com.ar SALTA (ENVIADO ESPECIAL). En el banco no estaba Passarella, pero sí su espíritu. Y sus ideas: no reventar la pelota desde el fondo, aun arriesgando a veces por demás; meterle sudor a full; mostrar firmeza en las divididas; tratar de volar (por la rapidez y por la fluidez del juego) desde el medio hacia adelante. Con esa receta, para el Kaiser que lo mira por TV, River se dio el gusto del año y goleó al Boca del Coco.
¿Qué tuvo River? Ubicación y verticalidad en Santana; pausa (por momentos mucha) y técnica en el colombiano Toja; voluntad en el Rolfi; intermitencias en Oberman; algún que otro toque sutil de Conca aunque con varias lagunas (él, de espaldas, la limpió para el zurdazo de Santana). River estaba bien cuando miraba de frente al arco de Abbondanzieri. Los lunares aparecían atrás. Y no precisamente en los guantes firmes y atrevidos del chico Carrizo. Loeschbor y Gerlo no coordinaban (el grandote salía lejos y pagaba) y por afuera, a Alvarez y Mareque les costaba cerrar sus laterales. El equipo que conducía Pitarch andaba en eso, era uno cuando iba y otro cuando volvía.
A Boca le costó de entrada acomodarse con el nuevo sistema de línea de tres. La prueba del Coco, debido a la lesión de último momento de Calvo, no funcionó. Y eso que a River le faltaba presencia en el área. Así y todo, el trío Silvestre-Díaz-Maidana no la tuvo fácil. Por caso, de una pelota que no supo resolver el Cata y que terminó en un lateral ofensivo para River nació el gol de Santana. Jugada bárbara entre Toja, Montenegro, Conca y Santana, que terminó con un sablazo de zurda del volante derecho. Vale destacar lo de Santana: tal vez cae en imprecisiones, pero es muy ofensivo, tiene gol y le pega tan bien con la derecha como con la izquierda. Boca, en ese primer tiempo, tenía juego en los botines de Guarin (hermoso caño a Ahumada y una linda picadita para Neri), fervor en Ledesma, control en Vargas y mucho fuego en Neri Cardozo, el jugador de Boca del verano. El pibe partía desde la izquierda, con o sin pelota, y siempre terminaba de cara a Carrizo. Al punto que el arquero le sacó dos remates, uno con cada pierna. La intención del Coco no era errada. Pero le fallaban los intérpretes. Morel Rodríguez, puesto a vivir de carrilero, arrancó bien, tiró un par de buenos centros, pero después se apagó. El Chelo y Guillermo, aun con velocidad, no estaban finos y casi no pisaban el área. Por eso, no fue raro que Neri Cardozo terminara siendo el hombre más peligroso.
Los cambios de los técnicos influyeron en el desarrollo del segundo tiempo. River perdió con la salida de Santana (por lesión) y con la entrada de Patiño. Más allá de su buena técnica, Jairo es lento y con la lentitud de Toja alcanzaba. El pibe Rusculleda, de una zurdita linda, metió un par de cambios de ritmo por la punta en la que Morel no había podido volar. Además, lo que se había insinuado al principio se confirmó en el arranque del complemento: Guillermo, imprecisiones al margen, estaba rápido y con ganas de aprovechar la oportunidad. En una se mandó un jugadón y tuvieron que bajarlo para frenarlo. Eso sí, esas ganas de demostrar le jugaron en contra en una en la que eligió mal y en vez de abrirla a Ledesma le dio al arco. El pibe protestó y el Melli le dijo de todo.
Cuando Boca se venía con más inercia que claridad, Pitarch, en el banco, hizo un cambio más a lo Mostaza que a lo Passarella. Afuera el pibe Conca, que por ahora no se parece al que se hizo ídolo en Chile, adentro Nicolás Domingo para darle forma al 4-4-2. Y la movida, en principio preventiva, se convirtió en el inicio del 2-0. La línea de cuatro en el medio le dio aire, por primera vez en el partido, a Ahumada para pasar del otro lado de la frontera. Así, con pelota dominada y con los tres centrales de Boca retrocediendo en ojotas, le picó la pelota al Rolfi, que se la tiró por arriba al Pato. Paradojas de este River, Montenegro se pone las pilchas de delantero aunque no lo sienta y define como si hubiera sido nueve toda su vida.
Para aquéllos que sostienen eso de que el 2-0 es el peor resultado, el segundo de River liquidó el clásico. Boca perdió a Guarin, a Guillermo se le acabó la cuerda, el Chelo siguió en la suya y el Pato se mandó un blooper: se la quiso dar al Cata pero se la dejó servida a Oberman, que puso el 3-0. Basile ya nada podía hacer. Pitarch, en el otro banco, había hecho lo que el Kaiser no pudo...
del página 12Espero que la "maldición de Passarella" se termine con Pasarella