Complicidad (Relato lésbico)

[Diablessa]

Verónica es mi amiga.

Me emborraché ayer para recordar con cierta lasciva, de nuevo la piel de Verónica.

Antes de despedirme de ella en el messenger me dijo:
 
- Toda tú erés silencio, siento tu silencio, huelo tu silencio, saboreo tu silencio.

Me ordenó irme a dormir. Tiene momentos donde no desea buscar las intensidades benévolas; pero también a veces tenemos momentos, donde deseamos y necesitamos estar solas, para analizar y racionalizar el porqué de la ausencia o el vacío distante de nuestras caricias, pellizcos o tortuosos besos.

Me siento como si ahora me hubiera caído al abismo y eso es volver del sueño a a la tierra. Verónica acabó otra relación ayer, o antes de ayer.
 
-Te entiendo. Después de tanta emoción, de tales o cuales maneras que agotan, ¿qué sigue habiendo, qué queda? Los otros personajes siempre tan tranquilos, los nuestros se esconden para dejar esa alucinación dentro de vacios vasos sin equilibrio. Te veo y te observo, inmóvil, en calma, siempre allí, aunque extrañadas, quedamos sin reparación; eso, por lo menos.
 
Hoy Verónica, solamente tiene sensación de si misma. Por lo tanto, después de que todo ella siempre cree que sabe calmarse, porque ella tiene sus jerarquías bien establecidas. Me gusta sentirme vasalla de sus deseos, que son también los mios.

¿De qué dimensión eres Verónica? ¿De dónde? ¿Cuál es tu lugar en el mundo?
 
Yo lloro, y lloro ante ella. Lloro nuevamente... por ella y por mí, por no saber terminar esta necesidad tan grande donde toda la fortaleza se desvanece en ciclos, hasta agotarlos... y cuando nos agotamos... silencio. Y al tiempo se vuelve a iniciar el ruedo del dulce suplicio.
 
Verónica no necesita hablarme, tampoco le gusta mi risa, pero yo amo su sonrisa insolente. Pulsamos nuestros pezones encaradas y cuando esto ocurre, nuestros labios buscan extraños roces que cruzarnos coronando nuestras lenguas y entrando la una en la otra. Nos gritamos -ella más pues me ordena- mientras sujetamos las manos y permanecemos paradas en luchadores abrazos. Mis manos en sus glúteos desnudos; juntos nuestros pechos besándose al igual; mi pezón se endurece al sentir del suyo con su frio piercing.
 
Y si ocurre un más allá, me gusta que me apoye en la pared, subir la pierna sobre el diván y sentir la tímida caricia de su mano sobre mi vulva. Mano discreta pero amenazante, que busca la capucha que cubre la perla que ella desea encontrar, para humedecer los íntimos labios de mi alma delicada y poder deslizar sus dedos lascivos en mi dilatada abertura interior.
 
Pero hoy no es así. Verónica obtuvo estos meses lo extremo de  sus conquistas...  ¿perdió la partida? No lo sé... ¿quién sabe?
 
Había mantenido hasta ayer una relación s/m con un chico gay... A él le gustaba verse sometido por su dómina, a ella fingir que humillaba a quién simplemente, aceptaba el papel de ser un objeto robot con pene a su servicio, para proporcionarla el utilitario placer que iba descubriendo usándolo a su antojo.
 
Habla poco Verónica, pero yo me atrapo en sus palabras, me dice que a veces en el placer llega de “un modo” que lucidamente nos endereza.
 
Me ciego ante sus emociones de tal modo, que ella a veces me dice: "sé humana, y pídelo, que es válido"... Entonces consiento sus privadas transgresiones, un placer que me humilla pero infinitamente intenso, no hay dolor extremo, solo soy la prisionera de sus obscenos ensayos... y siento que camina por mi cuerpo; sus ojos verdes me riegan de ímpetu, su lengua se pierde en todas mis oquedades para terminar mordiéndome a su caprichosa intensidad; no puedo arrancarme el pañuelo que cubre mis ojos y al final enloquezco. Luego sigue siempre el vértigo y el evanescente sentido del gozo.
 
Sabemos que es un ciclo que nos hace mirar a un precipicio donde estrellarnos. Lo aceptamos... ¿solamente nos preguntamos donde estarán los finales? Nuestros amantes seguiran perdiéndose, nosotras buscamos la repetición del juego... nos lo insistimos -yo atada- cuando me duele el fieltro y  en silencio ella me interroga suspiros o arrebatadores jadeos.
 
Voy a irme a dormir en silencio, con las manos encarceladas porque recordándola, ardo en deseo de volver a hundirme en un precipicio donde castigarme ahora mismo y disfrutar de su amor. Esperaré a la sobriedad de mañana, cuando me diga "ven", y yo vaya a su encuentro...
 
El vértigo desciende. Tengo sueño. Cierro los ojos y presiento que ella me grita  desde fuera: -Hoy sientes que tampoco has sido muy buena? Duerme, no tengas miedo, mañana nos vemos y hallarás la penitencia...
 
Yo también lo deseo Verónica y lloro feliz como una muchacha... porque somos así, incombinables almas gemelas compartiendo un pecado perverso.


Diablessa 

[Arisloca]

No entiendo mucho, bueno, nada, el sentimiento de la sumisión, ni el placer de sodomizar (creo que se dice asi), pero me parece ver en el relato, una forma muy particular de amar esta forma de relación.

Pedias opinión, para mi este relato es triste, es un pedir infinito de no dejar de hablar con ella....

[Iranzo]

Es un buen relato,solo que yo veo algo de frustracción en el,o bien de los protagonistas o en si de la historia,es mi manera de ver,de todas maneras karmita.

[Curuxa]

me ha gustado tu relato, a veces encontramos placer donde otros hayan incomprension....

[Puce]

Yo coincido con Aris totalmente.

 

[GatunaSeXy]

eso se llama dependencia falta de autoestima nunca será amar... sta bien te hace pensar...

[Talenti]

      Me gustan los relatos eróticos  Diablessa, el tuyo está por encima de lo que se lee por ahí, es literatura. Es bonito, sutil, excitante sin ser obsceno, tierno, delicado,....me gusta.

      Respecto a la sumisión he de  dcirte que a veces me gusta sentirme sometido y otras someter, según como me pille el cuerpo ese dia. También me excita,  tanto como a ti, el pensar que una persona me pueda someter o que yo la someta a ella.
Si además le unimos vendajes de ojos y  manos atadas....ya es cuando me muero solo de pensarlo.

      Avísame cuando pongas otro, vale?   

[Diablessa]

eso se llama dependencia falta de autoestima nunca será amar... sta bien te hace pensar...

El juego de la sumisión como encuentro de placer aceptado como parte de un juego, nunca ha de ser considerado falta de autoestima, si no muchas formas de sexo o prácticas lo serían.... todo juego simbólico o subyacente en la conducta humana en pos del sentido del placer sin inflinjir daño a nadie es una válida propuesta si es aceptada como parte de la complicidad de una relación...

Yo coincido con Aris totalmente.

 

BIen puede ser ¿pero nunca has fantaseado con vendarte los ojos por ejemplo?

No entiendo mucho, bueno, nada, el sentimiento de la sumisión, ni el placer de sodomizar (creo que se dice asi), pero me parece ver en el relato, una forma muy particular de amar esta forma de relación.

Pedias opinión, para mi este relato es triste, es un pedir infinito de no dejar de hablar con ella....

Esa tristeza puede evocar como en Historie d'O, Bilitis o Je tàime ma non plus... una forma de encontrar el apartado sentimiento de la necesidad de amar sin esperar ser correspondida sentimentalmente, hay en amores distintos fuera al uso mucha mas sensibilidad en el apretar de un mordisco calculado que en la simple postura habitual al uso que tanto se prodiga...


GRACIAS POR VUESTRAS OPINIONES..... 

[Clifor]

A mi me recuerda a un libro que leí hace tiempo: "Qué es Teresa? los castaños en flor"

Diablessa, Karma por el esfuerzo y por las palabras. Qué difícil es escribir un relato breve y bueno

[Casual]

Un relato que más que relato es una reflexión. Bastante introspectivo diría yo. Lo de menos es que sea lésbico. Es más: Supera lo evidente hasta dejarlo en nada. Lo de menos es que se trate de dos mujeres, ya que no veo ningún tipo de diferencia entre la relación sexual que relatas, de la que podrían compartir dos chicos, o un hombre y una mujer.

Se trata así de una reflexión donde lo único que predomina es la excitación por la dominación, independientemente del sexo de la persona que te lleve hasta obtener ese placer. Precisamente por eso deja de ser sexo compartido para convertirse en una especie de masturbación a dos: la que practica la persona que domina y la que obtiene la que es dominada.

Personalmente, no alcanzo placer alguno por el dolor y/o la dominación (cuando alcanza el grado de transgresión). Cuestión de gustos que respeto en quien discrepe del mío, faltaría más...