
Demasiado corazón. Infinito el espacio desocupado que aún en él resta. Excesivos huecos y recovecos todavía inexplorados. Nadie transitó por allí, el piso aparece impoluto: tristeza da ver su brillo intacto. En su interior, cuantiosos tesoros que brindar, mas nadie, al deslizarse por las inmediaciones, parece interesado en lo que allí se encierra. Y eso que, al aire muestra: cámaras, recintos, túneles y reservados. Pero todos, dando un rodeo, se empecinan en soslayarlo. Sin percatarse del terrible daño que sufre ese pobre corazón, tan amplio, vacío y solitario.
Trini Reina
