
Si te vas, llévate contigo este amor que me devora. No vayas a olvidarlo, pues para lidiar con el en soledad, fuerzas no poseo.
Y llévate las falsas caricias, y los frívolos besos. Llévate las promesas quebrantadas, y de paso, ya que te vas, en nombre del amor que nos tuvimos, carga con mis lamentos. Que ni una lágrima de más, en tu despedida, verter quiero.
Si te vas, llévate mi recuerdo. Atesóralo en el jardín de tu memoria, ubícalo en un lugar concreto y rememórame en alegrías que, ya bastante desolada en la cumbre del verismo permanezco.
Y llévate enmarcados los te quiero. Los alegres de mis buenos días y esos, revestidos de recelo, que mi boca suspiraba cuando un sexto sentido, asilado entre vigilias, auguraba tu alejamiento.
Llévatelos, así como sin mi venia te llevas todos los sueños. Tal como me arrancas de cuajo la dicha dejándome sumida en el más hosco de los silencios.
Si te vas, certifico ante el corazón zaherido y el alma en desconsuelo que, destinaré toda mi constancia en soliviantar al tiempo, para que presto acuda y amortigüe, el dolor de este tormento.
Trini Reina.
