Desnuda en mi cama aun me sonries.

Desnuda en mi cama aun me sonries.
Un abrazo que clava tus pechos en mi espalda, un beso en la nuca y unas pocas palabras susurradas. Palabras de un perdón que no mereces, no tengo nada que perdonarte. El dolor no se perdona. Solo has roto mi ilusión, confianza en tus palabras de un futuro en común, no había nada más que romper.
Tu cama, esa pequeña cama, que alberga mis olores y mis sentimientos hacia ti. Esa cama que guarda secretos, secretos que ninguno de los dos hemos contado, silencios, reproches, abandonar nuestro cuerpo para sentirnos lejos. Una peli en el ordenador, que a ninguno de los dos importa, voces de fondo para un acto estudiado.
Mi cama es diferente, grande, lo único que tiene mi habitación, no hay mucho que hacer, salvo estar despiertos en la cama. No guarda secretos, es más sincera, pero no es tan intensa, en la soledad de su inmensidad, recuerdo esas caricias, caricias reales. Esta llena de una ligera fragancia que me hacer intuirte en la oscuridad. Eres tu, no hay duda, pero no te encuentro. Hoy has vuelto a desaparecer de ella. Otra semana sin ti, para volver al punto inicial... Desnuda, sonriendo y llamándome...