Desconfía de los hombres
que abrazan a todo el mundo...
Quien llama amigos a todos,
es que no tiene ninguno...
Hay verdades como puños y algunas en su razón espetan... yo tuve esa temporada, y bien es cierto que carecía de amigos y necesitaba de abrazos de muchos, tal vez desconfiaba de los hombres y no era en aquel entonces digno de recibir confianza posiblemente.
En pocas lineas u bisabuelo a sabido reflejar aquello por lo que pasé y posiblemente yo hubiera necesitado unas cuantas cuartillas... y recordándolo ahora, es muy triste (aunque a veces no se aprecie) vivir sin amigos...
Un saludo y esperamos leer más.
Ah! y un karmita de la mi Pé

lo q me llama la atención es q tiene casi un siglo, y podría ser de hoy perfectamente! estoy echando un vistazo a los dos libros q tengo y hay cosas muy curiosas, y me encanta sacar la historia de mi familia cuando se trata de arte, la pena esq para empezar he tirado de algo bastante pesimista.
gracias a tu Pé y ti!!!! y bueno pongo otra que es la q dió título al libro:
Y DE ESTOS PAPELOTES
En una de esas noches trágicas
en que la alcoba se ilumina
con un fulgor de fuego fatuo
entre el sopor de la morfina,
Yo tuve un sueño, que a este libro
su extraño título le dió
interrogante y enigmático,
y dolorido como yo...
Mi sueño fue q había muerto,
y que unas gentes enlutadas
se repartían avarientas
las cosas mías más amadas,
Sin elegirlas por ninguna
dulce razón sentimental,
sino tasándolas, en precio,
como una cosa comercial...
Yo las oía sin enojo;
yo las oía sin rencor...;
con amargura que es la forma
mas delicada del dolor;
Dándome cuenta de que sólo
eran culpables, parcialmente...:
la vida es dura y es grosera,
y despiadada, y exigente...
Lo registraron todo, todo;
y al tropezar con una arqueta
donde yo fui coleccionando
todos mis versos de poeta,
uno de aquellos hombres negros,
indiferente la volcó,
diciendo:-¿Y de estos papelotes...?
y su demán me despertó...
Le vi resuelto a destruirlos
sin compasión; él no sabía
que el pobre muerto para todos,
para sus versos aun vivía...
Él ignoraba que la vida
sólo fue buena para mí,
cuajando en ellos; sangre de alma
que en sus estrofas exprimí;
porque eso son los versos míos,
sangre del alma hecha canción,
latiendo en ellos dulcemente,
como un inmenso corazón...
Y ya lo veis: mis pobres versos,
aquellos versos, aquí están;
los salvó un sueño de morfina
de los que a mí me matarán;
y así en la vida, y en la muerte,
serán mis versos, como yo:
¡La realidad fué mi verdugo,
y en cambio el sueño me salvó!