En un cajón empolvado, cargado de recuerdos... la encontré olvidada desafiando al tiempo... Una letra tan pequeña adivino temblorosa, hablaba de un amor perdido, marchito junto a una rosa. Como élla, kedó su alma entre sueños adormecida olvidando los recuerdos... y al gran amor de su vida.
Éllos eran tan inocentes, hicieron tantas promesas, que los años léntamente se llevaron con tristeza... Aquellos castillos de arena se volaron con el viento, y en la playa quedó su nombre, testigo mudo e incierto... Hoy el cajón he abierto y con él, vuelven los recuerdos de unos ojos tan tristes diciendo adiós desde lejos... En la playa quedó una xica llorando aquella partida, apretando entre sus manos una rosa con espinas. El llanto cegó sus ojos, y en la distancia nunca pudo escuchar las últimas palabras sentidas: JAMÁS TE PODRÉ OLVIDAR.
