- El pasado 7 de Julio, Londres, la ciudad elegida para acoger a los Juegos Olímpicos de 2012, saltó por los aires por obra de un grupo de terroristas que no se conforman con atacar a la primera potencia mundial, sino que también quieren tocarnos las narices a los demás, porque como dijo una vez Pérez Reverte en uno de sus artículos en el semanal, en cuestiones de terrorismo, lo políticamente correcto me importa una puñetera mierda. Mientras una cultura que se mesa la barba y se sienta cómodamente en su sillón para seguir esclavizando a las mujeres, supuestamente de su propiedad, desestabiliza las ilusiones de casi todo un mundo, otras gentes de la misma cultura, quizás más comprometidas con aquéllo que defienden, mueren llevándose consigo a cuantos sean posibles y felicitándose después por éllo. Lo más extraño de todo es que sus argumentos están basados en un libro que ni siquiera se han molestado en interpretar, y en una guerra estúpida contra el Universo que tan sólo éllos entienden¿?.
Ahora, el mundo se divide entre dos alternativas ante la catástrofe. Los más optimistas, que desde el poder intentan alentar a las masas para que no dejen de luchar por aquéllo que han conseguido con tanto esfuerzo, ya se encargan éllos de hacer lo posible por robarle el aire a los responsables, pero sin olvidar a las víctimas, como los dos minutos en los que se detuvo la vida londinense el 14 de Julio para rendir recuerdo a lo que en aquéllos momentos se sabía, 52 víctimas. Por otro lado se encuentran los realistas, los que pueden contar con todo el desgarro imaginable e inimaginable lo que sucedió, porque vieron cuerpos ensangrentados quizás de sus compañeros de trabajo, familia o amigos, sentarse a su lado, y alientos de fuego de dragones escondidos en mochilas que llevan hombres nerviosos para expulsarles a la oscuridad de un hospital. Éstos dudan si algún día los primeros conseguirán remediar el problema, por mucha unidad que digan tener, por mucho sentimiento susceptible pintado en palabras de bocas extranjeras, pero poderosas. Éstos seguirán llorando por haber perdido, desesperados, sus almas de colores.
POR LA PAZ, TODOS CONTRA EL TERRORISMO.
