Ya consumí las velas y vacié tu copa, la mía nunca estuvo llena. Ya cerré las puertas y te acosté entre mis sueños ausentes, mis ilusiones resquebrajadas, entre tu sombra y mi sombra. Fué agradable verte otra vez y escuchar de nuevo la canción más irónica que Percy Sledge tuvo la oportunidad de cantar. Aquélla que me recuerda a tí y a esta tarde. Hacía mucho que no teníamos tiempo para nosotros, sin nadie ni nada más, sin excusas que nos hagan encontrarnos, sin femeninos cínicos que recuerdan a estrellas fugaces que trabajan de noche, y sin coches que fusionan su velocidad con bebidas alcohólicas, tan sólo tu y yo, tú inundando mis posibilidades, yo apenas rozando las tuyas.
Me hiciste vivir las mejores olas del mar, conviviendo en castillos en el aire con doncellas traviesas que mueven ficha contra tu corazón, fingiendo ser princesas que gritan, con todo el descaro que su voz les permite, necesitarte. Por mi parte, seguiría limpiando tu luna siempre que me lo pidieses, desmantelaría la noche para que el día llegase antes y así dejarte ver una vez más que el sol te sigue buscando. Que te sigo buscando, a pesar de que hayamos tomado vuelos diferentes e invente películas que nos dibujen como actores, aunque desaparezcas a lomos de una moto que me lleve al desconcierto que te comenté por no saber de tí en mucho tiempo. ¿Debí decirte cómo me sentía? Sí, lo necesitaba y lo nuestro lo merecía. No, ahora duele mucho más. En realidad, ni siquiera lo sé, supongo que ambas respuestas son posibles.
Prometiendo promesas volviste de tu viaje, haciendo rezumar mis ilusiones con las tuyas, con tus planes, intentando reparar algo que nunca se rompió, símplemente quedó entristecido por la incertidumbre. Decidí que nada me haría pensar, que merecía la pena olvidarte, cerrar la ventana desde donde observo tu carrera agitada, donde empezará a sonar la melodía que me acompañará hasta que vuelva a verte. Seguramente alguien te espera en otro lugar, aunque dudo que aguarde con la misma ansia con que te aguardo yo, deseando que regreses con la misma sonrisa que ilumina mi mundo y poder llenar tu copa, abrir las puertas, encender las velas y despertarte de nuevo junto a mí.
BESOS PARA TOD@S.
