
Frondosa cabellera
de palmas, pitas y ágaces,
estremecen la vista
del viajero errante,
que busca saciar su sed
en un instante
y anhela como tú
las algas y corales.
Las huellas en la arena
crean una estrella fulgurante,
cuyo centro de brillante luz
es tu agua refrescante.
Desprecias al simún
y al sol resquebrajante,
eres isla circundada
por mares de arenas
doradas y ondulantes.
LLeva en sus pesadas gibas
algún camello de andar manso
pequeña parte del oasis
por el desierto blando y abrasante.
Noemí Boggio
