
Falces,
un pueblo que emerge del pasado,
yacente al pie de la montaña
en las nobles tierra de Navarra,
paciente, taciturno y olvidado.
¿Recuerdas la risas de tus chicos
corriendo entre ajos, pimientos y retamas?.
Quisiera ver tus huellas
tal vez desdibujadas
en las riberas lárguidas del Arga.
Y allá, desde lo alto,
más cerca de Dios que de la aldea
El Salvador contempla a su rebaño,
y al vibrar el campanario
emitiendo sonidos seculares,
retornan fantasmas ancestrales.
Falces,
un pueblo recostado en la montaña,
silencioso, bello, aletargado,
durmiendo en la lejana España.
