
No debes reprocharme si no digo
mi saludo en la breve despedida,
¿acaso al alejarte de mi vida
me dijiste siquiera, adiós amigo?
Quedo solo otra vez, otra vez sigo
mi camino de espinas; sé perdida
la esperanza soñada en tí, mi vida
y acepto del destino el cruel castigo.
Que guardes tus reproches sólo pido,
si al partir no pronuncio un, hasta luego
y me aleje llevando mi fe trunca.
Sabré sufrir pues mucho ya he sufrido
mas que no sufra, ardientemente ruego,
quien no dijo: hasta luego, adiós o nunca.
