Danini
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Te alabamos, oh todopoderoso Helguera
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« Respuesta #4 : 5 de Agosto 2005, 23:38:26 » |
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EL OLÍMPICO DE HELSINKI ESTÁ ESPERANDO GRANDES PROEZAS
Ya está a punto un Mundial de atletismo repleto de desafíos Tras los Juegos Olímpicos y el Campeonato del Mundo de fútbol, no existe en el panorama deportivo un escenario superior a los Mundiales de atletismo. Por trascendencia, número de selecciones que intervienen (205, 14 más que los países reconocidos por Naciones Unidas), millones de hogares que consumen televisión y mercadotecnia, la cita que arranca mañana en Helsinki merece el honor de significarse como el acontecimiento del año 2005, aunque también todo lo que ocurra en el Estadio Olímpico finés tiene la obligación de ser mayúsculo después del fiasco que, en general, supuso la anterior edición celebrada en París en 2003, días antes de que saltase por los aires el caso Balco y la aparición de la tetrahidrogestrinona (THG), el primer producto creado exclusivamente para dopar deportistas.
Finlandia, un día fue la primera potencia de la historia
Que el escenario elegido sea Helsinki ayuda a este borrón y cuenta nueva. Es como un segundo bautismo porque la ciudad de los túneles albergó en 1983 la primera edición de los Mundiales, el último legado del fallecido Primo Nebiolo, y a la nación finlandesa se la debe contemplar como la primera potencia de la historia del atletismo cuando entre 1912 y 1936, incluso antes de que se constituyera en república (1919), dominó las pruebas entre 1.500 metros y el maratón, hasta el extremo de ganar 44 medallas olímpicas, aportar a la enciclopedia nombres tan legendarios como los de Paavo Nurmi (9 oros olímpicos y 29 récords del mundo) y Johan Kolehmainen (4 oros) y revolucionar los métodos de entrenamiento. Ellos fueron los que en los años 20 introdujeron las pretemporadas invernales como base del rendimiento, las repeticiones de series, de la misma manera que luego en los 70 fueron los primeros que hablaron de las bondades del entrenamiento en altura y las autotransfusiones de sangre, oxigenada en congeladores, con Lasse Viren como mayor ejemplo. El imperio finés se ha quedado reducido hoy en día a la jabalina, cuya final será una fiesta nacional con Tero Pitkamaki.
El Mundial de las nuevas generaciones
Lo más grato de este Mundial es la llegada de caras nuevas, deportistas que no han tenido tiempo de levantar sospechas por su juventud y que ayudan a creer que los récords volverán a caer. Son chicos de 21, 22 ó 23 años, de la generación de Bekele -el único que junto al lesionado Asafa Powell ha batido récords mundiales en carreras sin obstáculos en este siglo- que prometen velocidades de vértigo. Algunos, como el vallista Liu Xiang, la velocista Lauryn Williams (100 metros) o Jeremy Wariner (400), ya apuntaron en los Juegos de Atenas su enorme talento, pero otros afrontan Helsinki como un doctorado. Es la situación de los estadounidenses Wallace Spearmon (200 metros y 20 años) y Kerron Clement (400 vallas y 19), el jamaicano Usain Bolt (200 y 18) o la lanzadora de martillo Tatiana Lysenko, que batió el mes pasado el récord mundial con 77,06.
Dos desafíos, dos reyes
También es verdad que a su irrupción ayudará la ausencia de atletas emblemáticos como Hicham El Guerrouj, que ha decidido tomarse un año sabático, Maurice Greene, desplazado a un papel secundario en el relevo, Marion Jones, fuera de todo por las acusaciones de dopaje, algo que aclara el panorama de quienes terminarán siendo coronados reyes de los campeonatos. Por expectación, Justin Gatlin, el campeón olímpico de 100, y Yelena Isinbayeva, la mujer que franqueó los cinco metros con la pértiga en Londres el 22 de julio, tienen los focos ganados, aunque a Gatlin se le exigirá una marca por debajo del 9.90 para honrar su triunfo. Pero hay dos desafíos fabulosos que pertenecen al fondo: los intentos de doblete de Kenenisa Bekele (5.000 y 10.000) y Paula Radcliffe (10.000 y maratón). Ambos lo intentaron en Atenas con sendos fracasos, especialmente la británica que se tuvo que retirar en ambas pruebas. Bekele también lo probó en París hace dos años, pero Eliud Kipchoge, el keniano, se metió por delante de él y El Guerrouj. Si lo logra el etíope, se convertirá en el sexto hombre que logra tal hazaña tras Kolehmainen (Estocolmo, 1912) , Zatopek (Helsinki, 1952), Kuts (Roma, 1960), Viren (Munich, 1972, y Montreal, 1976) y Yifter (Moscú, 1980). Todos en Juegos Olímpicos. Bekele sería el primero en lograrlo en unos Mundiales.
Los lamentos de Kenia
El apogeo de Etiopía, que puede darse un festival en el fondo, coincide con el declive de Kenia. Es una crisis relativa porque aún puja por los primeros puestos con tipos como Kipchircir Komen, en 1.500, o Koech y Kipruto en los 3.000 obstáculos, y desde luego en ningún momento motivado porque el altiplano haya dejado de dar talentos. Los problemas los ha traído el dinero del petróleo. Más de 40 kenianos, de todas las edades, jóvenes de 16 años como John Yego, ahora Belal Mansoor Ali de Bahrain, o contrastados como el plusmarquista mundial de los obstáculos Stephen Cherono (ahora Saif Saaeed Shaheen y de Qatar), han sucumbido a la seducción de recibir 5.000 dólares al mes para toda la vida -una solución crematística existencial para toda su familia- y un fabuloso premio si sacan un título olímpico. El paradigma es Yusuf Saad Kamel, que correrá en la prueba de 800 metros con Bahrein y que ni siquiera ha respetado la historia de su país. Es el hijo de Billy Konchellah, el doble campeón olímpico africano. Esta diáspora ha repercutido directamente en los resultados keniatas y también en las posibilidades de otros países como España, que ha multiplicado los obstáculos en las pruebas donde el desarrollo de nuestro atletismo es mayor.
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