El debut sexual
La primera experiencia sexual puede influir en la seguridad y autoestima que tengan una mujer o un hombre en el futuro.
Recientemente han surgido un par de películas cuyos títulos son "La primera vez" y "La segunda noche".
Estos nombres hacen reflexionar en un tema a menudo mencionado: la primera experiencia sexual. De hecho, la vida erótica actual de un individuo y su relación de pareja actual, se ha matizado por la influencia de aquel primer encuentro.
Los muchachos de hoy toman la sexualidad a broma, compiten, se presionan y ven de una manera muy ligera el inicio de su vida erótica. Esta ligereza es natural entre los jóvenes, pero potencialmente encierra un riesgo. Un joven o adolescente que en su primer encuentro es utilizado, manipulado, maltratado o abandonado, tendrá problemas después para confiar en sus siguientes relaciones de pareja.
La primera experiencia sexual puede influir en la seguridad y autoestima que tenga una mujer y en su capacidad para sentirse atractiva y digna de ser amada.
El sentimiento amoroso que nos deje un primer encuentro positivo, nos permite seguir vinculando erotismo con amor; y a la inversa, en quienes la vida sexual se inicia solamente en un contexto de competencia y juego, integrarla al amor será muy difícil.
Aunque el impulso sexual sea tan fuerte que casi nadie pueda resistirse a él, la sexualidad humana es mucho más compleja de lo que parece. Requiere paciencia, empatía, amor, apertura, disposición, conocimiento, comunicación, vinculación con la pareja y compromiso, por citar sólo algunos elementos. La mayor parte de los muchachos desconocen lo profunda que es la sexualidad humana, y empiezan a ejercerla por ensayo y error, sin una buena preparación previa.
El despertar
¿Qué necesitan los jóvenes en su primera experiencia sexual? Difícilmente creo que haya amor entre dos adolescentes, pero sí puede haber un gran enamoramiento (que no es lo mismo), amistad, comunicación, responsabilidad, información, apertura y humor.
¿Humor? ¿No es la sexualidad algo muy serio? Sí, sí lo es, pero también es una de las experiencias más extraordinarias que puede ocurrir entre dos chicos, y ellos saben cómo transitar por los eventos importantes de su vida con humor y alegría.
El problema es que los padres de familia, con la intención de protegerlos, han contaminado la vida sexual con miedo. Se han concentrado en prevenirlos frente al embarazo, las enfermedades venéreas y el VIH/Sida, sin considerar que su único pánico les ha dejado enfrente un panorama terrible.
A esto, se suma el hecho de que al comenzar su vida sexual muchos jóvenes temen la furia de sus padres o el castigo de Dios. (Basta recordar que aún hay quienes se sienten culpables por masturbarse como consecuencia de una educación sexual mal manejada).
Los padres de familia, los maestros y los terapeutas se han encargado de hablar con los jóvenes sobre los riesgos de la sexualidad, lo cual ya es ganancia, pues veinte años atrás no se hablaba de nada.
Pero no hay que quedarse ahí, ¿cuándo se les ha hablado de lo intenso y maravilloso que es un orgasmo?, ¿cuándo se les ha platicado con calma de la sensibilidad de nuestra piel y de lo que se puede disfrutar una caricia erótica?
Los adolescentes no saben que para los adultos el sexo ha sido importante. ¿Cómo llegan a su primer encuentro? Reprimidos, asustados, enojados, apresurados, ignorantes y culpables. ¿Qué se puede esperar de la vida sexual de un adulto que inicia así en la juventud?
Hable con sus hijos de sexo, pero no sólo de la parte peligrosa del mismo, sino también de la parte placentera. Saque del armario, no solamente su traje de bodas, sino sus mejores recuerdos, sus mayores secretos, sus momentos más intensos. Saque todo de sus cajones y platique con sus hijos honestamente. Cuando ellos vivan el despertar de su sensualidad, y en su primera relación sexual, le van a agradecer lo sincero que fue con ellos.
