Las zapatillas de Sharapova deslumbran a Llagostera LONDRES.- La rusa María Sharapova acaparó de nuevo las miradas en la pista central, donde su saque demoledor, su potencia física arrolladora y unas deportivas adornadas con 'lagrimas' de oro de 18 kilates anularon a la española Nuria Llagostera. La rusa confesó que con sus nuevas zapatillas "tengo la sensación de que puedo echarme a volar".
Como ya sucedió en una conferencia de prensa anterior, la favorita volvió a centrar la atención, pero esta vez en la pista, con un tenis impecable. Además, tocada con un vestido blanco de adornos anaranjados y unos deportivas especiales, con incrustaciones de oro de 18 quilates a los lados y valoradas entre unos 600 y 900 dólares.
Con estas peculiares zapatillas, de las que la jugadora tiene diez pares, Sharapova pretendía, dijo, "distraer" a su rival, un objetivo que finalmente parece cumplido. Quizá era predecible. Junto con su potente saque, su altura (1,83 metros), "es muy larga", comentó Llagostera, y los atributos que le llevaron a ganar Wimbledon la pasada edición, la rusa superó con nota la primera prueba del torneo.
"Ahora sólo necesito alas y tengo la sensación de que puedo echarme a volar. Me siento bien con ellas. Son una deportivas geniales", comentó, entre risas, la jugadora, tras el duelo que despidió a la española. Precisamente, el llamativo calzado que gasta la rusa le ha valido, "muchísimos piropos", aunque debido a su valor, más de uno ha ofrecido también "una caja fuerte".
A la española Llagostera le costó seguirle el juego a su oponente. Nuria perdió con ella también en Roland Garros y en esta ocasión se lamentó precisamente de la diferencia física entre ambas jugadores y destacó las "piernas y brazos largos" de su rival. Sharapova, por su parte, admitió que estas cualidades innatas contribuyen a mejorar su juego, pero recordó que existen también otros factores que ha tenido que desarrollar a base de mucho esfuerzo.
Sharapova admite que debe moverse "mucho mejor"
"Soy una chica alta y he crecido muy rápido en poco tiempo, de eso hace como dos o tres años. Pero me llevó tiempo acostumbrarme a mi cuerpo. Aún tengo que moverme muchísimo mejor. Y en cuento a la fuerza, a veces tengo la sensación de que mi brazo es como el cuello de un cisne, muy débil", explicó.
En cualquier caso, la tenista es consciente de que representa una de las grandes amenazas del torneo, situación que asume con deportividad: "Todo el mundo está intentando vencer a la número dos del mundo. Es algo absolutamente normal. Pero yo simplemente salgo a la pista y no me importa a quién tenga delante o cuántas ganas tienen de derrotarme, porque a mí me ocurre lo mismo".
Que golosona, las zapatillas dice, jejejejejeje...
