Hay mujeres que son tan hermosamente bellas llorando,
tan bellamente hermosas, que uno nunca las olvida,
y hasta se enamora de ellas para siempre.
Qué sabe uno dónde, cuándo, por qué;
pero, desde adentro y para siempre,
a uno le llegan esos ojos
y esa inocencia
que parece tristeza, aburrimiento, miel, rabia
y tantas vainas que uno nunca sabe.
Son bellas esas mujeres cuando lloran.
Son tan tristemente bellas,
tan oscuramente bonitas
y tan qué sabe uno,
que a uno le entran ganas de hacerles pendejadas
para que lloren constantemente, siempre.
Pero uno las quiere tanto desde el primer día
que uno no se atreve a hacerles daño,
porque,
en definitiva,
llorarán.
Son tan hermosamente bellas llorando.
Tan tristemente bonitas.
Y uno no puede hacerles nada.
Así que sólo llorarán
cuando pierdan cosas que quieran mucho,
como una carta en el baño
o un zapato en la calle,
por ejemplo.
(Ramón Paredes)
Nació en un campo de La Isabela, en la República Dominicana. Vivió varios años en Santiago, donde trabajó para el periódico El Día, escribiendo diaramente dos columnas de espectáculos: “Ku-kara-makara” y, bajo el seudónimo de Emmanuel Bosch, “Aquí cultura”. También, mientras vivía en Santiago, coolaboró en La Información, escribiendo artículos literarios para las páginas editoriales, y una columna, “Artistas: Un análisis”, para las páginas de espectáculos. Actualmente reside en Nueva York, donde estudió periodismo, en The City University of New York (cuny), y producción de cine y televisión, en New York University. En esta última universidad también obtuvo una maestría en literatura española, y completó los cursos y pasó los examenes necesarios para el doctorado.)
