Final olímpica de natación, 200 metros estilos. Están todos los competidores, menos uno, que llegaba tarde. De repente, viene éste, acompañado por 4 preparadores, que lo llevan en brazos. No tiene piernas ni brazos y llega preparado, con las gafas, el gorro, y un albornoz que le sobraba de todos los lados.
Le colocan en el poyete de salida, cuando viene el juez:
- Oye.. ¿y este tipo va a nadar? ¿así?
- Sí, sí -contesta un entrenador-. De hecho, vais a ver un espectáculo con este hombre. Va a pegarles una paliza a todos nadando.
El juez no se va muy convencido, así que va avisando a los socorristas.
Dan el pistoletazo de salida. Todos saltan, menos el que no tiene brazos, al que le tienen que empujar. Nada más caer al agua, se hunde como un plomo, directo al fondo. El juez se empieza a preocupar, pero los entrenadores le tranquilizan: "Tranquilo, que es su técnica... ahora saldrá del fondo y empezará a nadar a la velocidad del demonio." Pero pasa el tiempo, los otros ya están a punto de terminar la carrera, y el tío no sale, así que deciden sacarlo. Saltan los socorristas a por él y lo llevan delante de sus entrenadores, que le dicen:
- Pero... ¿qué ha pasado?
- ¡Joer! 20 años para aprender a nadar con las orejas, y ahora... ¡van y me ponen un gorro!
