Bueno, pues dice que iba un senderista de ciudad por el campo cuando de repente se encontró con un rebaño de ovejas. Al seguir caminando se encontró a lo lejos al pastor, y cual fué su sorpresa cuando vió que tenia dos grandes piedras en cada mano y se pegaba con ambas piedras en la polla. El senderista, atonito, se dirige a el y le pregunta:
-Oiga señor, ¿que está haciendo?
Y el pasator que le responde:
-Pues mira hijo, me estoy haciendo unas pajillas.
El senderista que pone una cara tal que asi

y le vuelve a preguntar:
Bueno, pero........ ¿Eso le da gusto?
Y el pastor le responde:
-Hombre hijo, cuando fallo.............................
Os aseguro que este chiste tiene mas gracia cuando es contado en lugar de escrito.
Saludos