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« : 14 de Febrero 2005, 14:00:17 » |
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En un partido espectacular, el Athletic deja escapar el triunfo cuando había conseguido lo más difícil; dar la vuelta al tempranero 0-3 que había logrado el Betis
Cuando el Betis anotó por medio de Joaquín el 0-2 a los once minutos hubo quien pidió en la tribuna que llegara rápido el tercero. «Así nos da más tiempo para remontar», se consoló con la memoria puesta en la épica gesta ante Osasuna. La señal esperada llegó pronto. La enésima vez en la que Joaquín dejó atrás a Del Horno, el mismo que había pronosticado que no le iba a dejar pasar ni una vez, llegó el 0-3 de Oliveira.
Era el acto inaugural de otra remontada, aunque la gesta tuvo esta vez vuelta. En el enésimo balón que metieron entre líneas los andaluces, Oliveira se plantó ante Aranzubia para superarle tras un regate y cerrar su prodigioso partido con un hat-trick, el del 4-4 final. Es la tercera vez consecutiva que los rojiblancos dejan escapar una ventaja en el marcador. Con ella se van buena parte de sus opciones para la Copa de la UEFA, de la que los rojiblancos quedan ahora descolgados.
La reacción del Athletic tras el 0-3 fue instantánea, como la de un equipo que espera llegar a una situación límite para enfrentarse a ella. Además, resultó meritoria, porque sin Orbaiz ni Etxeberria en el campo un cierto destemple se instala en el alma de este equipo.
Sin capacidad para crear juego en el centro, con una defensa haciendo aguas y unos bandas desorientadas con Ezquerro y Arriaga, al Athletic no le quedó otro remedio que agarrarse a Urzaiz para seguir vivo en el partido.
Es el navarro un jugador que vive un momento delicado. Sin oferta concreta para la renovación, se encuentra además presionado por la irrupción de Llorente, el delfín que puede dejarle sin el trono que ha sido suyo en las últimas nueve temporadas. En estos casos, el orgullo es lo que hace a un jugador salir adelante. Y a Urzaiz, como a él mismo le gusta remarcar, le impulsa un sentido de competitividad casi paranoico. Se ha tomado el navarro la llegada de Llorente como un nuevo desafío y el partido de anoche como una demostración de que es el mejor delantero centro de este equipo.
Con su equipo al borde del k.o, Yeste lanzó un córner abierto. Como haciéndose el distraído, Urzaiz logró que Juanito le cediera un metro. Golazo de cabeza.
A partir de ahí comenzó a dominar con holgura por arriba, con el aire de ser el año y señor del área. Quería estar en navarro en todos los balones aéreos, en su portería y en la rival. Quería hacer gala de todas sus virtudes porque no está dispuesto a admitir sin más la degradación que le supondría el banquillo.
Acorrala al Betis
Espoleado por la inmensa influencia que ejerció Urzaiz en el ataque de su equipo y en el marcador, el Athletic saltó en la segunda parte dispuesto a acorralar al Betis. El equipo interpretó que la victoria estaba al alcance de su mano y además tenía en su poder la llave para tumbar al Betis, el juego aéreo. A los dos minutos de la reanudación, Gurpegui se abrió paso entre la maraña de defensas para rematar a gol de cabeza y convertir el sueño de la UEFA y de protagonizar otra remontada épica en algo muy cercano.
La voltereta parecía concluir cuando Yeste, con su habitual pericia, resolvió con un disparo cruzado una gran jugada que él mismo se quiso y comió. Eligió lo que quería hacer y el sitio en el que poner el balón para firmar un prodigio de gol, el único de los rojiblancos que no llegó de cabeza.
El Athletic, que hasta el 0-3 había sido un equipo retraído, timorato y muy débil en defensa, se convirtió desde entonces en un grupo alegre y dispuesto a trabajar como una mula para no verse fuera del partido. Con Yeste muy inspirado y Urzaiz convertido en un cuchillo, los rojiblancos se adueñaron del campo y pusieron entusiasmo en cada ataque.
El Betis se sintió desfallecer e hizo amago de derrumbarse tras el 4-3 de Yeste. Sin embargo, en medio del desastre despertó para recurrir a lo que mejor le había funcionado en el arranque del partido, a los balones entre líneas en busca de las espalda de una defensa rojiblanca muy frágil. Agitado y confuso, el equipo andaluz apretó de nuevo el pie en el acelerador.
Cada vez que los verdiblancos cogían la pelota en el centro del campo, las alarmas se encendían en los rojiblancos, conscientes de que al menor descuido iba a llegar una ocasión del rival. La catástrofe llegó para el Athletic como era de esperar, en una de esa jugadas en la que sorprendieron a la defensa. Una buena asistencia a Oliveira y una nueva muestra de debilidad de la retaguardia. Premio para la gran actitud del Betis, que se negó a agachar la cabeza con el 4-3.
La intención de asaltar puestos UEFA queda arrinconada por el momento en el Athletic, pero al menos el público abandonó el campo con la merecida recompensa de que, pese al aguacero, vivió otro partido glorioso. De esos que deberían dar tres puntos a cada equipo.
fUENTE..eL cORREO
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