A Josefa, con 80 años de edad ya cumplidos, y a gran parte de su familia la carta que recibieron hace unos días de la Consejería de Salud les disgustó bastante. No por el error, sino por la sucesión de recuerdos que se vienen a la mente en estos casos.
La mujer, a la que afortunadamente sólo se le ve la ancianidad en el carnet de identidad por su gran jovialidad y energía, se puso mustia cuando leyó la carta. «Con sumo agrado», la consejera de Salud se ponía en contacto «como en años anteriores» con su marido, fallecido en 1997 con 74 años de edad, para recordarle las excelencias de la vacuna antigripal y le animaba a acudir a su centro de Salud y que se lo recomendara a los conocidos de más de 65 años.
Le desea un buen invierno
Después le decía que tenía a su disposición el teléfono de Salud Reponde (902 50 50 60) para aclarar cualquier duda y se despedía deseándole un buen invierno. En ese número telefónico ABC ha constatado que, efectivamente, el finado está dado de baja en la Seguridad Social y que todo ha sido un error, como confirmaron en dicho servicio no sin antes pedir disculpas.
La viuda disculpa y perdona, pero cree que «estas cosas no deberían producirse en la era de las comunicaciones y de la información con tantos medios como hay y tanto Internet y tantas cosas, porque el disgusto ya me lo han dado».
«Recuerdo -explica-, porque mi marido murió después de una larga enfermedad, cómo ibamos a urgencias y teníamos que esperar porque no había medios técnicos ni humanos; cómo, una vez en planta, y con su cama ya, que ésa es otra, que te den cama, los ATS no daban abasto y la asistencia brillaba por su ausencia, porque tampoco había suficiente personal. Y hasta un día tuvo mi hija que comprar gotas para los ojos fuera, pues tenía la tensión alta, porque en el hospital no había. Y ahora resulta que hay personal y dinero para enviar estas cartas ¿no?».
Al Sindicato Médico de Sevilla, al contrario que a Josefa, no le ha sorprendido este envío, el cual califica como «una muestra más de la ineficacia de la Administración sanitaria en lo que a gestión y organización de sus recursos» se refiere. «No es nada raro -dice Antonio Gutiérrez, presidente del Sindicato Médico de Sevilla- que el Servicio Andaluz de Salud no tenga sus datos actualizados y conste este señor que ha fallecido como que está vivo. Paradójicamente, luego, cuando los médicos pedimos datos de los que no han muerto, nadie nos lo da. Esta es una prueba más de lo que venimos diciendo desde hace años, de lo que viene denunciando el sindicato, remontándonos, por ejemplo, al consejero Arboleya. Tampoco es raro que llamen a una persona que esté en lista de espera para operarse y ya haya fallecido».
A Gutiérrez no le cabe duda de que habrá muchas misivas como ésta y que las reciban muchas familias que, en su mayoría, relatan, se quejan en casa y, luego, las parten.
Coincide con Josefa en que «no hay dinero para otras cosas, y para permitirse estos errores, sí» y recalca que estas cartas son todas ellas «pura propaganda política», porque a estas alturas toda la población de riesgo ya sabe que se tiene que vacunar contra la gripe y dónde tiene que hacerlo.
«Que pongan menos trabas»
«Y encima que mandan las cartas -sigue- resulta que muchas veces hay restricciones a la hora de poder administrar la vacuna por el trámite que se tiene que seguir para la gestión».
En opinión del presidente del Sindicato Médico de Sevilla, si de verdad tuviera la Administración voluntad de hacer bien las cosas, «pondría menos trabas y enviaría menos cartitas». Antonio Gutiérrez termina afirmando que las deficiencias de la Sanidad andaluza, lejos de resolverse persisten en el tiempo.
«Sigue subiendo el gasto farmacéutico -enumera-; siguen las listas de espera, aunque las disfrazan; la falta de personal, y sobre todo en verano... en fin, como hace años».
