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« Respuesta #3 : 12 de Agosto 2004, 23:57:38 » |
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Bueno para fans del grupo os dejo una entrevista que saldra en el periodico de aca sobre el grupito y demas:
En vísperas de su concierto en Bilbao, el vocalista del dúo británico reflexiona sobre los motivos de su éxito: «Siempre hacemos lo que nos gusta», afirma
Pet Shop Boys son un grupo esencialmente contradictorio, y no sólo por autodenominarse 'chicos' cuando ambos nacieron en los 50. Han vendido millones de discos en veinte años de carrera, pero su apariencia siempre ha sido lo más opuesto a una estrella del pop al uso. Han firmado multitud de revientapistas, pero, mientras sus fans se descoyuntan bailando, ellos mantienen su proverbial estatismo y su ademán impasible. Son tan populares como para invitarles a 'Operación Triunfo' y, sin embargo, mantienen vínculos con creadores de vanguardia. Les gusta camuflar letras ácidas bajo melodías irresistibles, como quien envenena caramelos. Facturan puro pop y, a la vez, remezclan al brutal grupo alemán Rammstein.
En vísperas de su concierto gratuito en la Aste Nagusia bilbaína (este sábado, a medianoche), Neil Tennant confirma desde su casa de Londres este carácter complejo. El interlocutor se espera a un tipo frío, irónico, propenso a marcar distancias, y se encuentra a un hombre afable, de risa fácil y locuacidad sin freno. El vocalista de Pet Shop Boys bromea sobre su capacidad para «juntar lo popular con la élite» y no oculta cierto asombro ante su actual estatus: «Lo hemos conseguido sin ser complacientes», insiste. Quizá sea esa incredulidad ante su condición de clásicos lo que le lleva a plantear una pregunta de despedida: «¿Habrá mucha gente en Bilbao?».
-Ustedes están entre las pocas bandas que han conseguido a la vez el éxito popular y el respeto crítico. ¿Cómo lo han logrado?
-Creo que lo hemos conseguido gracias a que jamás nos preocupamos por ello. Hacemos siempre lo que nos gusta. Cada vez que preparamos un disco, tratamos de cambiar el tipo de canciones y experimentamos con diferentes estilos... Pero, aun así, siempre lo reconocerás como Pet Shop Boys. Creo que en ello influye mi voz, pero también otros elementos. En síntesis, no seguimos las modas: no puedes mantenerte en primera fila de la música pop por el procedimiento de apuntarte a la última tendencia y contratar al productor más solicitado.
-¿Cuál es la receta, entonces?
-Nosotros seguimos nuestros instintos, no lo que se lleva. De hecho, algunos piensan que somos una banda puramente electrónica, y nunca hemos encajado ahí. No somos como Depeche Mode o Kraftwerk. Usamos orquestas, guitarras, nos gusta introducir elementos ajenos a la música pop, y quizá seguimos aquí gracias a eso.
-¿Su experiencia previa como crítico le ha ayudado a saber cómo funciona el negocio?
-Eso fue hace veinte años, je, je... En realidad, nunca fui crítico de rock, sino escritor de pop. Pero hubo algo que quizá haya influido más. Cuando entré en la revista 'Smash Hits', ya había trabajado editando libros durante cinco o seis años. Ahí aprendí a cortar lo que sobra y dejar sólo lo mejor. Y Chris, como arquitecto, es bueno uniendo cosas.
Lo más hortera
-Les siguen padres e hijos, fans del techno experimental y de 'Operación Triunfo'. ¿Cómo consiguen agradar a todo el mundo?
-No creo que lo logremos, je, je... ¿Hay tantas versiones distintas de los Pet Shop Boys! Y, a veces, la gente quiere una versión distinta a la que le estamos dando. Pero es verdad que entre nuestros seguidores hay gente a la que le gusta la música pop más hortera y otros que prefieren las cosas más serias de la radio, tipo Radiohead. Es un equilibrio muy difícil, pero la única manera de superarlo es decir 'somos lo que somos y esto es lo que hacemos', en lugar de concebir las cosas para complacer a la gente. De todas formas, también es verdad que los Pet Shop Boys hemos sentado las bases de una pequeña cultura propia, que se caracteriza por una mezcla de romanticismo y humor.
-Cuando empezaron, ¿les interesaba la fama o su propósito era meramente musical?
-Era una cuestión eminentemente musical. Lo único que nos interesaba era publicar un disco. Cuando por fin lo logramos, queríamos editar otro y no pensábamos demasiado en el estrellato. Estábamos en mitad de los 80, cuando el éxito tenía colores brillantes: había multitud de revistas, de fiestas, era una época muy creativa. Pero nosotros queríamos alejarnos de tanto ego y planteábamos una propuesta natural, sin imposturas. No estábamos dispuestos a sonreír si nos sentíamos desgraciados, así que solíamos salir en televisión con la cara seria. A la gente le parecía rarísimo, pero todavía funciona.
-Parece que vuelven los 80. Ahí están los nuevos discos de los Cure, de Morrissey, de los Pixies...
-¿Le confieso una cosa? Nunca he oído a los Pixies.
-Pues debería, porque son muy buenos. En fin, ¿a qué se debe que los 80 estén otra vez de moda? ¿Tenía la música de entonces algo que después se perdió?
-Al principio, toda aquella música de los 80 pasó al olvido, pero llegó el momento de reevaluarla y la gente comprobó que formaba parte de su vida, igual que la de los 50, la de los 60 y la de los 70. Los Beatles siempre han estado con nosotros, los Bee Gees también, y con la música de los 80 ocurre algo parecido. Fue una época de buenas melodías, de sonidos interesantes, y eso gusta un montón a la gente. Además, en los 80 podían triunfar cosas raras.
-¿Por ejemplo?
-¿Gente como Adam & The Ants! ¿Ha escuchado el disco 'Ant Music'? Suena extrañísimo, pero entonces fue un bombazo, lo compraban las adolescentes. En realidad, era vanguardia. Por desgracia, lo comercial ha sufrido una regresión desde entonces y se ha vuelto decepcionante. Cuando lo comercial suena interesante, el resultado es fantástico, pero eso sucedió por última vez en los 80.
Baile conservador
-Los 90, en cambio, fueron el apogeo de la música de baile, pero al final esa escena se volvió aburrida, ¿no le parece?
-Los clubes no cambian, se han convertido en algo similar a centros comerciales. Eso ha acabado por llevar a una crisis: la música se ha vuelto conservadora y aburrida. Pero tal vez también influye que yo me he hecho viejo y ya no tengo muchas ganas de tomar éxtasis.
-¿Qué escucha ahora?
-Después de todo lo que he dicho va a sonar bastante vergonzoso, pero prácticamente no escucho música comercial. Me encanta Rufus Wainwright. También Sondre Lerche, de Noruega. Y escucho mucha música electrónica experimental: se está produciendo una confluencia muy interesante entre el ambient y la música clásica. Ah, y no debo olvidar a esa excelente 'boy band', O-Zone.
-¿Los de 'Dragostea Dintei'! ¿Le gusta?
-¿Es un clásico pop! ¿Brillante! ¿Ese disco nos va a encantar siempre! Además, es fantástico tener una 'boy band' rumana triunfando en todo el continente con una joya de euro-disco. Una de las cosas más fascinantes del mundo actual es ver cómo el Este se abre, comprobar que unos chicos rumanos pueden arrasar con un tema estupendo.
-¿No tienen miedo a que los Pet Shop Boys se pasen de moda y se conviertan en unos Rolling Stones del tecnopop?
-No, miedo no. Me he dado cuenta de que, de repente, nos hemos convertido en clásicos. De hecho, me he dado cuenta esta misma semana, al ponerme a pensar en cómo hemos llegado a encabezar festivales. Hace poco hemos estado en Hungría, en un evento enorme.
-Y también en Benicàssim, a la altura de Kraftwerk, Lou Reed y Brian Wilson. ¿Ya forman parte de ese club?
-¿Brian Wilson con 'Pet Sounds', nada menos! Lo curioso es que en esos conciertos, igual que haremos este sábado en Bilbao, tocamos canciones escritas hace veinte años. Los Rolling Stones también pueden hacer eso y triunfar, pero quizá no lo consigan con su material de los últimos diez años. En cambio, nosotros tocamos 'Flamboyant', nuestro sencillo más reciente, y el público la canta igual que las demás. Ése es el desafío.
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