la musica breve de tu lengua

Decírtelo...:
Quieta, así, no te muevas... Tápate ahora, tápate esas piernas, tápate entera... recobra ese aire tan tuyo de colegiala, esa blusita blanca... es como de organdí y se te encienden las mejillas con ese miedo de joven que no sabe muy bien lo que quiere, que lo quiere todo.

Déjame saborearte, presentirte así, lejana, inaccesible..., sólo entonces se despierta el deseo, mi cuerpo entero se convierte en arco para atravesarte las entrañas... ir quitando una a una, despacio, en un rito inacabable, cada una de las prendas, contar con tu espanto de chiquilla y decirte: "Tonta... deja, es nada. No es nada mi vida...".

Sentir que el alma entera es dardo que penetra desde los ojos e intuye, retarda, acompasa...ese pequeño retortijón del "todavía no", ese presentimiento de demoras, de rechazos furtivos...
La invención de tu cuerpo, el olor del sueño donde se prefiguran tus axilas tan tenues, la curva plena de tu vientre intuido, negado, donde me recuerdo entre las nubes e imagino viajes interminables, lentos y gráciles, en una barca hecha con tus dedos, mientras mi carne se derrite complaciente.

Amiga...Espera..., paso a paso, no te precipites, necesito tu fuga, tus ropas de virgen por probar, tus mohínes de sí, pero no...
Estás construida con todos mis sueños, te he ido modelando día a día, intangible, desde el rincón más oscuro de mi alcoba, he presentido tu negativa, el escorzo de tu cuerpo fugitivo, he puesto nombre a ese doblegarte moroso, minucioso; a esa sumsión imprevista, conquistada.

No lo estropees ahora. Vístete de nuevo. No es tu carne de hembra lo que anhelo, sino ese cuerpo tuyo indescernible de ese brillo en los ojos, de la música breve de tu lengua, de tus palabras... tú, tú... por quien estaría dispuesto a descender a los infiernos... tú, tú... distinta, mía, creación de la nada... tú, tú... a ti, te falta un "te quiero"...