Canela
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PeterPaulistic@
   
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Saber que existes me llena de vida.
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« : 24 de Julio 2004, 01:55:30 » |
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Nunca he estado en París. Espero que tú tampoco. Serán, seguramente, sus noches tibias, todavía, en este otoño equivocado. Primero, volveremos a mirarnos.
A la hora de la estrella, avanzaremos por las calles, los lápices de los artistas, nos dibujarán, seguramente, aún muy jóvenes, tal como nos recordamos. No transcurrirá un solo instante de ese momento. Todo quedará retenido en el tiempo.
Tomaremos el azúcar transparente, que la noche nos ofrece, el agua dulce, de las manzanas del cielo. Se me abrirán los labios, otra vez, marejadas del deseo.
Estaremos perdidos, y sin tierra, en una ciudad de príncipes, estaremos en el agua, sinuosos, amante augusto, tú, en la circunferencia de mi cuerpo, yo, en tu remota geografía de isla, interpuesta entre los dos. Voy a escribir cientos de cartas sobre este tema, en tinta púrpura y memoria. Estarán por todas partes, en el aire, en los cajones del armario, entre los perfumes que flotan y nos envuelven, en los expedientes judiciales, en los bosques, en los atascos. Alguien ha puesto ventanas en la ciudad, y puedo verte llegar. Estoy segura que tú también me ves, que me conoces, entre el aire, cuando entras, a flor de agua, entre los sueños, y la vigilia, que se confunden nuestras lenguas, y es imprescindible, y muy urgente, encontrarnos otra vez.
Creo que te conozco, y vivo tu insegura permanencia. Te he dado tantas veces los números de mi amor, que sé que hoy, se romperá mi estrella.
Un viajero sediento me despierta, seguramente, porque es invierno, y yo me confundo, y no es tibia la noche, ni están los príncipes en su ciudad. Vivo un exilio de ti, te vivo a ráfagas.
No sé qué he de hacer, no sé dónde están los ángeles, ni los signos. Me hieren tus labios, tus escenas conmigo, los abismos, tus desequilibrios.
Mi amante augusto, te vas, los trozos de mi amor, se dispersan, y es intolerable tu demora, y la noche y los sueños, se repiten, y hay archipiélagos, y penínsulas, y océanos y constelaciones que nos separan, que no nos dejan llegar.
Hay café sobre la mesa, y del departamento de asuntos olvidados, recibo de tí un fuego intermedio, que no sé descifrar...
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