
Saludos mi bella muchacha,
de tiernos ojos de agua cristalina,
y de piel suave tales como pétalos de rosa,
decidme pues; que puede ensombrecer tu sonrisa,
sino es pues por un amor ya marchito,
que ha contaminado con la desdicha,
tu delicado y frágil corazón,
y todo por un amor ya extinto,
donde ya yace en olvido de tus pensamientos,
Oh! Mi hermosa joven, de mirada cautivadora,
haz que vuelva a brillar el firmamento,
con tu dulce y tierno mirar,
haz que renazcan esos corazones en pena,
ya que tienes ese gran poder divino,
y cuando hallas rescatado aquellos de la desolación,
ven conmigo mi amor para nunca marchar,
ya que te necesito más que el propio aire,
ven conmigo mi amor para nunca marchar
por que muero al desprenderme de ti,
y revivo al verte otra vez junto a mí,
quiero que seas mía amor mío,
para que el tiempo se detenga al estar contigo,
y nunca morir en el olvido.