¿y te parece que lo de Munich fue falta de seguridad de la ciudad?
En el momento de la toma de rehenes, los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 transcurrían en su segunda semana. El Comité Olímpico Alemán, organizador del evento, tenía como objetivo que la atmósfera de la villa olímpica fuese abierta y amistosa. Se buscaba de esta manera dejar atrás la imagen de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, que habían sido explotados como parte de la propaganda nacionalsocialista del régimen de Adolf Hitler. El film documental Un día en septiembre proclamó que la seguridad de los atletas fue intencionalmente leve y que los mismos podían entrar y salir de la Villa Olímpica sin presentar ningún tipo de credenciales. Varios atletas eludieron los puntos de control en la villa y escalaban el cerco perimetral para acceder a la misma.
La ausencia de personal de seguridad armado fue motivo de preocupación para el titular de la delegación israelí, Shmuel Lalkin, desde antes de la llegada del equipo olímpico a Alemania. En entrevistas posteriores dadas a los periodistas Serge Groussard y Aron Klein, Lalkin declaró que había hablado con las autoridades alemanas sobre su intranquilidad. El equipo israelí se hospedaría en un sector relativamente aislado del resto de la villa olímpica, en un pequeño edificio cercano al alambrado, por lo que Lalkin entendía que los atletas se encontrarían en una situación vulnerable respecto de un asalto desde el exterior. Las autoridades alemanas aparentemente aseguraron a Lalkin que se proveería de seguridad adicional a la delegación israelí, pero Lalkin expresaría posteriormente que dudaba acerca de que dichas medidas se hubieran aplicado verdaderamente.
Los organizadores del evento consultaron al especialista forense germano-occidental Georg Sieber, para que creara veintiséis posibles escenarios de ataques terroristas y colaborase en su prevención. El «escenario 21» previsto por Sieber incluía una situación de asalto a las habitaciones de la delegación israelí por parte de comandos terroristas, quienes a su vez requerirían la provisión de un avión para abandonar Alemania. La organización se resistió a la aplicación del escenario 21, ya que iba contra la imagen de «juegos felices» que buscaban, por lo que se negaron a aumentar las medidas de seguridad