¿Puede una persona superar la velocidad del sonido en caída libre? El reto está ahí. Y el primer aspirante será el austriaco Felix Baumgartner, para muchos el mejor saltador de la actualidad, con el proyecto Red Bull Stratos. De paso, intentará batir el récord de altura en un salto con paracaídas: 36.000 metros.El lugar, algún punto de EE.UU., y la fecha, antes de que acabe 2010. ¿Cuál es la velocidad del sonido? La respuesta es compleja, ya que las ondas sonoras se ven afectadas por dos condiciones: la altitud y la temperatura. A nivel del mar, a 15ºC, el sonido viaja a 1.222 km/h. En altitudes mayores, donde el aire es más frío, el sonido va más lento. A la altura a la que está previsto que Felix Baumgartner pueda romper la barrera del sonido (unos 30 km, 6 después de tirarse), y en condiciones meteorológicas ‘normales’, el sonido viaja a 1.110 km/h, lo que conocemos como Mach 1. Ésa será la velocidad que el saltador tendrá que superar para convertirse en un hombre supersónico.
Los peligros del salto
El ser humano no está preparado para soportar velocidades cercanas a Mach 1 y las ondas de choque producidas por un cuerpo en caída libre pueden ser brutales. Hay tres peligros para el saltador:
1. La presión. Las ondas de choque alteran la forma en que la presión actúa sobre un cuerpo. Un saltador tendría dificultades al colocar sus extremidades correctamente para controlar su trayectoria.
2. Inestabilidad. A muy altas velocidades, algunos saltadores han empezado a dar vueltas de forma incontrolable -lo que se llama “entrar en barrena”-. “Nuestro mayor miedo es no saber cómo va a reaccionar el cuerpo a esa enorme altitud. Lo que averigüemos será en beneficio de futuras misiones espaciales”, dice el director médico de la misión, Jonathan Clark.
3. Velocidad excesiva. Al llegar a Mach 1 el flujo de aire tiende a suavizarse, aunque el saltador no puede relajarse porque, de seguir acelerando, podría llegar a una velocidad incontrolable. “Y bajo ningún concepto debe pasar de Mach 1,2”, explica Art Thompson, Director Técnico de la misión. Si los cálculos son correctos y si Felix Baumgartner logra controlar la posición de caída, su cuerpo acelerará de 0 a 1.100 km/h en apenas 35 segundos.
Medición del salto
Un GPS incorporado al traje de Felix registrará la velocidad del austriaco. Como la velocidad del sonido varía según las condiciones del entorno, el equipo científico considerará la temperatura y la altura y determinarán si el saltador ha logrado el objetivo.
El traje y el casco
Se trata de un traje presurizado sin el que el saltador no podría sobrevivir. Protegerá a Baumgartner de una temperatura que oscila entre 38ºC y -68ºC, le suministrará el 100% de oxígeno y, cuando se presurice a 2.460 kg/m2 (la presión atmosférica a unos 10.000 metros), creará un entorno que evitará la descompresión. Por encima de los 20.000 metros, los gases en los tejidos del ser humano podrían aumentar peligrosamente (una condición llamada “ebullismo”), pero el traje mantendrá la presión a su alrededor para prevenir la expansión. El cerebro del traje es una válvula cuya función es crítica: regular la presión durante el vertiginoso descenso. El casco incorpora un visor que no distorsiona el área crítica de visión, fundamental para orientarse durante el descenso; un regulador que le permitirá usar oxígeno licuado en tierra o en la cápsula según la altura a la que se encuentre; un visor con circuito de calefacción para evitar que se empañe o se forme hielo; y un puerto de alimentación hermético que le permitirá beber líquidos.
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