elduke
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« Respuesta #1 : 25 de Marzo 2010, 14:30:13 » |
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el primer partido lo ganó el Barça (68 - 61)
El Madrid mejoró su imagen, consiguió plantar cara y llegó a creerse que podía ganar este partido. Por un momento, parecía que la hegemonía azulgrana iba a terminar, pero quedaba el final. Y ahí, los fantasmas blancos, el 'síndrome del alero' y la peor cara de los hombres de Messina apareció. En el peor momento y ante un Regal Barcelona que no perdona, con un Pete Mickeal descomunal que bajó de la nube al Madrid.
El Barça de hoy no fue el de los últimos clásicos. El Madrid, tampoco. El porcentaje de culpa de una cosa y otra está por repartir, pero el partido fue distinto a las anteriores infamias que habían presenciado los aficionados blancos. Dos equipos, posiblemente los dos mejores de Europa, peleando de tú a tú, con alternativas y opciones para ambos. Vamos, compitiendo.
El conjunto azulgrana se hizo con el mando del choque desde el arranque, pero el Madrid les tenía a tiro y eso llenó de moral a los blancos. Un tímido amago de despegue en el primer cuarto con una ventaja de cinco puntos (14-9 tras un triple de Ricky Rubio) quedó abortada rápidamente.
La tónica se mantuvo en el segundo cuarto, con un punto más de intensidad. Las cartas estaban sobre la mesa: la primera victoria de cuartos se iba a decidir con un marcador corto y bajando el culo en defensa. El Madrid asumió mejor ese planteamiento y llegó a ponerse por delante en el segundo cuarto. Los tiros libres devolvieron el mando al Barça, que llegó con ventaja al descanso.
El tercer cuarto dejó los momentos más brillantes del Madrid. Con un 0-7 (41-47), los de Messina se vieron capaces de pelear la victoria y se vinieron arriba. Tanto que se durmieron. El Barça contestó con otro parcial, 5-0, y la ventaja se esfumó antes del último cuarto. El esfuerzo blanco, en balde.
Con todo por decidir, Llull opositó a héroe con 4 puntos consecutivos. Ahí quedaría la cosa, porque dos faltas consecutivas (tercera y cuarta) le iban a lastrar en los momentos decisivos. Y ahí llegó el último arreón blanco. Una canasta de Lavrinovic que obligaba a Xavi Pascual a pedir un tiempo muerto que resultó salvador (57-60).
Quedaban seis minutos y quince segundos. En ese periodo, el Madrid sólo iba a ser capaz de anotar un punto. En medio, Pete Mickeal enchufó dos triples completamente solo y anotó otra canasta de dos que fulminó a los blancos. Los rebotes que antes eran blancos, ahora eran azulgrana, y el primer triunfo en la eliminatoria, también.
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