En el país donde la gente vive rodeada de líneas, casi todo está permitido. Se puede hablar, protestar, jugar, trabajar, descansar, participar, amar, odiar, crear, destruir e, incluso, votar. En el país donde la gente vive rodeada de líneas, lo importante es no traspasarlas.
(Microcuento de esos que me gustan a mi, escrito por Hiperbreves y leido en esas interneses de Dios)
Saludos, salud y a disfrutar del 'finde'...
