Para simplificar la comunicación y dar igualdad de oportunidades, primero suprimieron la ortografía. Después eliminaron los artículos, las preposiciones y las interjecciones. Mucho no duraron los adverbios ni los pronombres. Costó algunos años más, pero poco a poco fueron cayendo en desuso también los adjetivos, los sustantivos y los verbos. Ha sido un éxito. En el nuevo milenio ya sólo se escuchan gruñidos.
(Microcuento de esos que me gustan a mi, escrito por Hiperbreves y leido en esas interneses de Dios)
