sonia
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« : 23 de Noviembre 2009, 04:51:18 » |
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A Nanako, mi gatita que presenté hace muy poco en el foro y que apenas lleva conmigo un mes y medio y cuenta con 6 meses se le ha diagnosticado esta enfermedad, tiene un pulmón y parte del otro totalmente encharcados y aunque ahora está con cortisona y se le ve genial...en cuanto dejemos de dársela ( porque un tratamiento prolongado daña el páncreas) volverá a la insuficiencia respiratoria...y en cuanto se nos acaben los recursos en cuanto a posibles tratamientos y empiece a sufrir nos tocará sacrificarla...por muy jodido que sea...
y buscando información para entender qué le pasaba me encontré con esto:
Introducción
La peritonitis infecciosa felina (FIP) es una enfermedad inmunomediada producida por un coronavirus felino. Descubierta hace más de 30 años (Holzworth, 1963) todavía supone, hoy en día, una fuente de problemas en cuanto a su origen, incidencia, epidemiología, diagnóstico, prevención y tratamiento.
Sin embargo, en los últimos años se ha realizado un avance importante en la comprensión de una enfermedad que, sin tener una alta incidencia, es una de las grandes olvidadas en nuestra práctica clínica diaria.
Etiología
El agente causal de la FIP es un coronavirus. Cuando se realizó este descubrimiento (Ward 1970) parecía que la enfermedad iba a ser finalmente clarificada, pero en 1981 se descubrió otro coronavirus felino antigénicamente indistinguible del primero (Pedersen et al), y que no producía FIP. A raíz de este descubrimiento, surgieron las más variadas hipótesis sobre la etiología del proceso.
Persistencia ambiental del FIPV
El virus de la peritonitis infecciosa felina es bastante inestable fuera del hospedador, siendo inactivado en 24 horas a temperatura ambiente. Sin embargo, en determinadas condiciones de sequedad sobre una superficie puede mantenerse infeccioso durante 7 semanas (25).
Afortunadamente el FIPV es destruido por la mayoría de los antisépticos usados habitualmente (clorhexidina, cloruro de benzalconio, betadine, lejía...).
Incidencia
La incidencia de la enfermedad es uno de los puntos en los que se observa mayor discrepancia en los diferentes estudios realizados dado que influyen factores como la edad o el modo de vida del gato (solitario, con otros gatos...).
En general las cifras se aproximan a una incidencia de 1:5000 gatos en el caso de que vivan solos y de un 5% en animales que viven en comunidades de varios gatos (16). Además, se ha comprobado que el riesgo de que un gato desarrolle FIP diminuye a medida que pasa el tiempo desde el primer contacto con el coronavirus, siendo infrecuentes las muertes producidas después de 36 meses de la infección por un coronavirus felino(1).
Cuando se producen muertes más tardías suele deberse a reinfecciones con otro virus.
En cuanto a la edad la incidencia es mayor entre los 6 meses y 2 años, siendo la aparición esporádica entre los 5 y los 13 años y produciéndose un nuevo incremento a partir de los 14 años de edad (11).
Finalmente no parece existir una predisposición ligada al sexo ni a la raza aunque es más frecuente encontrar la enfermedad en gatos de raza debido a su mayor presencia en criaderos.
Transmisión
Se ha comprobado que la excreción de coronavirus por un gato infectado se produce a través de la heces, secreciones oronasales y posiblemente a través de la orina.
El modo más común de infección es a través de la ruta oro-fecal.
Los virus pueden encontrarse en las heces desde el día 2 hasta el día 15 post infección (24), antes por lo general, de que el gato se encuentre clínicamente enfermo, lo que supone un problema a la hora de prevenir la transmisión.
Una vez que el gato presenta signos de FIP (más de 15 días de la infección) no excreta más virus.
Cuadro clínico
La enfermedad tiene un período de incubación variable, por lo general de 2 a 7 días aunque en algunos casos puede durar varios meses (25).
Una vez que el cuadro clínico se ha desarrollado, suele conducir inevitablemente a la muerte del animal.
Tradicionalmente se ha considerado la existencia de dos presentaciones: la forma efusiva o húmeda (piogranulomatosa) y la forma no efusiva o seca (granulomatosa); sin embargo la delimitación entre ambas formas no siempre es clara e incluso la presentación puede cambiar a lo largo del curso de la enfermedad.
Así la mayoría de los casos de FIP seca comienzan con un breve período de FIP húmeda ; y muchos casos de FIP seca terminan después de varios meses en un cuadro de FIP húmeda que precede a la muerte. Estos cambios se correlacionan con los cambios que va sufriendo la inmunidad del paciente.
Tanto la forma húmeda como la seca comparten una serie de síntomas inespecíficos que se presentan al comienzo del proceso:
* Fiebre crónica, fluctuante, que no responde a antibióticos.
* Anorexia.
* Depresión.
* Pérdida de peso.
Posteriormente aparecen los síntomas que van a definir la presentación del proceso:
1. FIP efusiva o húmeda
Su principal característica es el acúmulo de un exudado no séptico en cavidad peritoneal y/o pleural, produciendo respectivamente distensión abdominal (75% de los gatos) o disnea (25% de los gatos).
Es esta la forma más sencilla de diagnosticar debido a las características del exudado, que presenta un aspecto amarillo pálido, traslúcido, con espuma (debido a su alto contenido en proteínas), y frecuentemente con "grumos" de fibrina.
2. FIP no efusiva o seca
Es un proceso de desarrollo más lento en el cual se ven implicados diferentes órganos en los que se producen reacciones inflamatorias granulomatosas y necrosis.
Las lesiones son más inespecíficas, dificultando el diagnóstico.
* Los órganos abdominales son los que con más frecuencia presentan granulomas, fundamentalmente en riñón y nódulos linfáticos mesentéricos y con menos frecuencia en hígado, ciego o bazo. Los síntomas dependerán de la capacidad de los órganos afectados para realizar su función.
* El sistema nervioso central puede verse afectado variando los síntomas según las estructuras involucradas; así, la paresia o parálisis del tercio posterior (el síntoma más frecuente) está asociada a lesiones medulares, mientras que lesiones cerebrales pueden provocar demencia, tics nerviosos, cambios de personalidad, convulsiones...
* Las lesiones oculares son menos frecuentes y afectan generalmente al tracto uveal, apareciendo iridociclitis, hipopion, hifema, sinequias anteriores, edema y vascularización corneal. Es importante reseñar que aproximadamente un 15% de los casos de FIP presentan exclusivamente lesiones oculares (25).
* La cavidad torácica presenta una sintomatología más difusa debido a que la pleuritis, infiltrados peribronquiales o pericarditis relacionadas con el proceso no suelen ser aparentes. Sí puede apreciarse esporádicamente los síntoma de una neumonía piogranulomatosa.
Diagnóstico
El diagnóstico de la peritonitis infecciosa felina no es complicado en el caso de la presentación húmeda con existencia de un exudado característico, pero puede ser más complejo en presentaciones con exudados atípicos o en la forma seca.
Actualmente no existe ninguna prueba laboratorial que ofrezca una sensibilidad y especificidad suficientes para resultar concluyentes en el diagnóstico de la enfermedad.
Por tanto debe existir una compatibilidad entre la historia clínica, sintomatología, analítica y serología para poder decidir si un gato tiene o no FIP.
Diferentes autores (15, 19) han propuesto sistemas de diagnóstico basados en algoritmos o en puntuaciones de los datos recogidos, que pueden ser muy útiles en los casos mas complejos.
Tratamiento
No existe hasta el momento ningún tratamiento curativo frente a la FIP.
Esto no quiere decir que todos lo gatos que sufran una infección por un FIPV se mueran: hay gatos que de forma natural (poseen una inmunidad celular eficaz) superan la enfermedad, casi siempre antes de que aparezcan signos clínicos de la misma. Pero en aquellos gatos en los que la enfermedad cursa con una sintomatología evidente, la mortalidad es superior al 95%.
Se han intentado diferentes tratamientos con inmunomoduladores y antivíricos pero ninguno ha sido muy eficaz in vivo.
Hasta ahora, el tratamiento paliativo más eficaz es el que se ha venido utilizando tradicionalmente, aunque la mejoría en algunos gatos tratados con interferón y ribavirina parecen indicar que en el futuro se utilizarán terapias combinadas.
Prevención
La peritonitis infecciosa felina es una enfermedad de baja incidencia y alta mortalidad. Su incidencia es mayor en comunidades felinas numerosas y en criaderos, por lo que será en estos casos donde haya que prestar una especial atención a los controles sanitarios.
1. Medidas profilácticas
Dado que la principal ruta de transmisión es la oro-fecal, habrá que mantener una limpieza y desinfección adecuada del entorno, así como un control sobre gatos seropositivos que esté excretando virus.
Resulta fundamental la realización de pruebas serológicas a todo nuevo gato que vaya a entrar en la comunidad, teniendo en cuenta tres datos importantes:
• En los cachorros no se debe realizar el test hasta las 12 semanas de edad, ya que gatos con menos de 6-8 semanas con madres seropositivas tienen una titulación positiva debido a los anticuerpos maternales transmitidos en el calostro; y entre las 6 y las 12 semanas, si ellos contraen la enfermedad, pueden dar resultados negativos al no haberse producido todavía la seroconversión.
• En gatos con resultados negativo debería mantenerse la cuarentena durante 1 mes y repetir de nuevo las pruebas, ya que en el momento del primer análisis podría estar todavía incubando la enfermedad.
• La existencia de un gato seropositivo no significa que tenga FIP ni que lo vaya a tener. Por tanto no tiene sentido el sacrificio de animales sanos con titulación positiva. De hecho, muchos de estos gatos, si no se reexponen al virus, terminan siendo seronegativos al cabo de 6 -12 meses.
2. Vacunación
Desde comienzos de los 90 existe en el mercado una vacuna diseñada con virus vivo termosensible. Esta vacuna ha empezado a ser comercializada en España recientemente. (Primucell FIP; Lab. Pfizer).
La vacuna se aplica por vía nasal en gatos con una edad mínima de 16 semanas , siendo necesaria la inoculación de 2 dosis con un intervalo de 3-4 semanas.
Desde que se desarrolló la vacuna, se han realizado numerosos estudios sobre su seguridad y eficacia, siendo posible, en este momento, extrapolar los siguientes datos:
• Seguridad: En todos los estudios de campo realizados la vacuna se ha mostrado segura, siendo incapaz de inducir o potenciar una infección por virus de FIP. El virus vacunal es termosensible, siendo capaz de replicarse a 31º pero no a 39º.
• Eficacia:
Gatos sin contacto previo con coronavirus: la vacuna se ha mostrado eficaz, ofreciendo una protección variable según los estudios: 80% (Gerber 1995), 75% (Postorino Reeves, 1995) y 50% (Hoskins et al., 1995).
Gatos con contacto previo con coronavirus (Títulos positivos frente a FCoV) : la vacunación en gatos con titulación positiva frente a coronavirus no reduce la aparición de FIP (Fehr et al, 1995).
Gatos con FIP: la vacunación no altera el curso de la enfermedad.
Protección de gatos frente a coronavirus entérico felino (FeCV) : La vacunación a temprana edad reduce las infecciones por FeCV y la aparición de enfermedades entéricas relacionadas. Si el FIPV aparece como una mutación del FeCV, la vacunación puede reducir la incidencia de peritonitis infecciosa felina mediante el control del FeCV. (Hoskins et al, 1995).
De lo anteriormente expuesto se deduce que la vacunación es muy recomendable en gatos seronegativos que puedan estar expuestos al contagio con un FeCV o un FIPV.
En comunidades felinas con persistencia elevada de FIP, el control se obtendrá mediante la vacunación de gatos seronegativos y las medidas de prevención adecuadas: cuarentena y análisis en gatos nuevos, desinfección, sacrificio de gatos con FIP, control de la evolución de gatos infectados con FeCV, aislamiento de gatos sanos con titulación negativa...
Ya se sabe, siempre se aprende algo nuevo...
Un saludo de parte de las dos!
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